La prensa nos ha traído dos versiones de la captura de los homicidas de la niña Fátima Cecilia, cuyo asesinato conmocionó a México.
El 19 de febrero, en su cuenta de Twitter, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum escribió:
“Informo que los presuntos responsables del feminicidio de la menor Fátima Cecilia fueron detenidos en un poblado del Estado de México con el apoyo de la Guardia Nacional y de las autoridades del @Edomex, quienes colaboraron con la @SSP. CDMX y con la @FiscaliaCDMX desde la mañana”.
La versión de las autoridades no ahorra méritos institucionales a nadie en la persecución y captura de los homicidas.
La jefa de Gobierno deja la impresión en su mensaje de una movilización coordinada de cuerpos policiacos y autoridades políticas.
La verdad es que la captura de los homicidas no se debió a movilización o coordinación alguna, sino a la denuncia directa de una tía del homicida, llamado Mario, a quien la tía albergó en su casa dos días, con su esposa cohomicida, Giovana, y sus tres hijos, hasta que la tía descubrió, por la televisión, que los buscaban.
La tía, Irma Reyes, hizo confesar el hecho a la esposa de su sobrino y decidió denunciarlos a la policía.
Los hechos quedan claros en la extraordinaria entrevista que hizo Azucena Uresti a la propia Irma Reyes, publicada en Notivox (21/2/20) con esta cabeza: “Saca confesión a acusados, los entrega y dice no a la recompensa”.
“Irma Reyes acogió a la pareja y a sus tres hijos”, sigue MILENIO, “pero cuando se enteró del crimen improvisó un plan para entretenerlos y avisar a la policía”.
Con el pretexto de ir al baño, salió de la casa y se topó con su hermana y su cuñado. Les pidió que avisaran a la policía municipal. Los municipales llegaron cuando los homicidas ya se iban de la casa.
“Ya”, hasta aquí llegó”, dijo Irma al verlos. Y entregó a sus familiares.
Sus razones: “Soy mujer, he sido violada. Tiene que haber justicia. Y no quiero lucrar con esto, yo no sé nada de si van a dar (hay dos millones ofrecidos de recompensa)…Yo solo quiero que se haga justicia.
