No sé cuántos ciudadanos marcharemos este domingo en defensa del INE. Lo que sé es que lo haremos en defensa de una institución que tiene de su parte a la mayoría de los mexicanos.
En una encuesta del propio partido Morena, el INE tiene una aceptación de 75 por ciento, muy por encima de la de su principal opositor público, el Presidente de la República.
Si el actual gobierno respetara, como dice, la voluntad del pueblo, respetaría a esta institución que respetan tres cuartas partes de los mexicanos.
A menos de que la palabra pueblo no sea aplicable a los ciudadanos que piensan distinto que el gobierno, sino sólo a sus seguidores incondicionales.
En otra encuesta, del diario Reforma, sólo un 13 por ciento dice estar de acuerdo con que el INE que conocemos desaparezca.
La pregunta es pertinente porque, de llevarse a sus últimas consecuencias la reforma propuesta por el Presidente, “sin quitarle ni una coma”, el INE actual desaparecería.
Desaparecería su nombre tanto como su proceso de integración, y al menos dos de sus responsabilidades sustantivas: controlar la calidad y transparencia del padrón de electores y emitir la credencial electoral que es hoy por hoy el documento de identidad de los mexicanos.
Desaparecería, sobre todo, la certeza fundacional que este instituto ha dado a los ciudadanos desde que fue separado del control del gobierno: la seguridad de que sus votos cuentan y se cuentan.
El Presidente ha prodigado insultos y descalificaciones a los marchantes por tener el atrevimiento de encarnar una causa claramente mayoritaria del pueblo mexicano: el aprecio por su árbitro electoral.
No importa cuántos marchen en las calles: expresan la convicción de una mayoría social sustantiva que el gobierno debería escuchar en vez de satanizar.
A estas alturas de la deriva autoritaria del actual gobierno, pedirle que escuche es quizá pedir demasiado. El Presidente ya escucha sólo lo que quiere oír, en realidad escucha sólo lo que él mismo dice.
Su forma de comunicación con la sociedad es un monólogo, donde no hay más voz ni más ruta que la suya.
Bueno, también hay esta marcha que, en relación con el INE, habla por la mayoría del pueblo de México.
Héctor Aguilar Camín