Política

Vapuleados símbolos de Monterrey

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  • Vapuleados símbolos de Monterrey
  • Guillermo Colín

Casi todos los símbolos culturales de identidad regiomontana (solo faltaron Los Legionarios y Vidaurri), reconocidos o en el clóset, se encontraban espectralmente en vilo, soliviantados por poderosas fuerzas que a trasmano los exhumaron y manipularon entre el griterío escandaloso de algunos, creando polémicas estruendosas entre las redes sociales.

Hasta uno de los dos equipos de futbol profesional que existen en la ciudad, certificados de regiomontanidad genética por sus patrocinadores comerciales, mereció de manera inédita en los anales del periodismo en Monterrey que un vespertino local publicara su primera plana en blanco: “Ni la foto se merecen” en castigo el pobre resultado del equipo norteño durante un cotejo sin chiste ante Pachuca, un equipo sureño para peores señas entre los norteños aficionados ortodoxos, que en la derrota de su club ven mancillado el honor de sus ancestros, y motivo para aniquilar a pedradas a cualquier fan contrario que se les atraviese.

Plana que podría ser caso de estudio tratándose de la empresa editora del periódico El Norte –que pretende simbolizarse a sí misma como la pureza comunicacional hecha diario–, aunque en su práctica periodística a menudo hace lo contrario. Otro botón de muestra: reporta que Raúl Gracia, diputado federal panista de NL, tildó a su homólogo del PT, Gerardo Fernández Noroña, de “porrista de asesinos”, epíteto distinto a lo que en portada apareció ya solo como “¡asesino!”. El mismo Noroña niega: “No reivindico la violencia (…) no somos asesinos, somos demócratas”.

Estéril prédica en un páramo yermo donde las ideologías yacen cual osamentas de bovinos luego de una sequía y se resuelven sin complicaciones: “Solo son unos facinerosos izquierdistas”. Y si de historia patria se requiere se adapta la idiosincrasia propia: “El comunismo se infiltró en la Constitución de 1917 promoviendo que los trabajadores participaran de las utilidades de las empresas”.

Si algo se ignora basta con asegurar –en la mentalidad que asume al país como empresa– que “la mayoría de los mexicanos no sabíamos que existe esa dependencia”. Lo que da pie a la pregunta ociosa: “¿cuántos más Inehrm hay en el presupuesto con cargo al erario? ¡Pobre México!”.

Anticomunismo trasnochado del que una inmensa mayoría regiomontana ha hecho gala (en el episodio del “comando de jóvenes valientes” Inehrm dixit) como algo más real que una entelequia inexistente desde la caída del Muro de Berlín, mas no así en Monterrey, donde para muchos, “los comunistas” todavía tienen vida propia, acechan y amenazan su paz social. Sin este contexto no se puede entender la furibunda respuesta social desinformada y manipulada al caso Inehrm.

El explosivo retórico que habría de detonar la polémica, venía inscrito en un discurso que se pretendía apologético sobre Eugenio Garza Sada en la conmemoración también del Inherm del asalto que sufrió a manos del comando guerrillero de la Liga 23 de Septiembre. En 1973 lo asaltó con intención de secuestrarlo, pero habiendo muerto en el tiroteo que en el acto se sucedió entre guerrilleros y guardaespaldas. En la paradoja, el líder de la Liga 23 de Septiembre era un ex a Tec, institución educativa fundada por el atacado.

Guerrilleros quizá más de nombre que en la realidad. Forjados en escuelas católicas, clasemedieros, la mayoría urbanos, varios regiomontanos, unos pocos rurales. Jóvenes temerarios, osados, idealistas que pagaron con su vida. Pero ¿“valientes”? De seguir al diccionario un valiente es alguien capaz de enfrentar con determinación riesgos y peligros para lograr su objetivo. Sin embargo, la connotación es lo que decanta a quien por su valentía persigue un fin noble, heroico, de otro. Mucho depende desde dónde se vea. Sin simplismo dicho lo que para unos puede ser valerosidad para otros es cobardía. ¿Cuenta el fin perseguido o el medio? La guerrilla es ideología llevada al extremo, no un acto delincuencial aislado de todo contexto.

Sin embargo, la semántica y su cosmogonía implícita de significados solo unidimensionales dispararon en Monterrey todo tipo de enconos. Incluso el avispero secesionista de NL resurgió con fuerza. Y para lavar la afrenta como propia, del adjetivo se pasó en redes a casi convocar a tirarse del Cerro de la Silla con camiseta de Tigres o Rayados empapada en cerveza, en desagravio al santo cívico regiomontano: Eugenio Garza Sada, símbolo mítico en Monterrey de virtudes proclamadas y por proclamar en un patrón norteño decimonónico.

Se mantiene sin exorcizar la cauda atávica de espectros y rencores que se invocan cada vez que se alega NL estaría mejor si fuera estado gringo, o se manipula el supremacismo que hace de Monterrey algo tan fabuloso que México no merece a la Sultana. Cosa que el valiente Congreso local rubrica declarando persona non grata a un diputado federal, Noroña, convirtiéndose en censor inconstitucional de la libre expresión.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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