El Tec de Monterrey fue la única institución de estudios superiores donde murieron estudiantes (5), y decenas resultaron heridos a consecuencia del sismo del 19-S. Varias de sus estructuras en el campus de la CdMx no resistieron y se colapsaron. Algunos dicen, sin embargo, que desde el sismo del 7 de septiembre se observaron cuarteaduras y desprendimientos, pero que la institución no suspendió actividades. Con sordina mediática en Monterrey, pero con amplia repercusión en el centro del país, han surgido agrias protestas (que una maestra las consideró “venenosas”) y se sabe que el Tec enfrenta serios problemas para continuar brindando su oferta educativa a más de 8 mil estudiantes ya inscritos en licenciaturas en curso y hacerse responsable de colegiaturas pagadas.
El punto neurálgico fue el derrumbe de dos pasadizos o puentes peatonales “hechizos” que mató a varios estudiantes. No resistieron y se colapsaron. Las autoridades del Tec dicen que ordenaron peritajes. Pero no faltan ingenieros calculistas para saber lo que era vox populi en el plantel: la endeble estructura se bamboleaba todo el tiempo. Estudiantes bromistas solían brincar en ellos para asustar a compañeras que pasaban por ahí. Eran estructuras tambaleantes, dicen.
Según reportes, no hay por ahora dónde impartir clases mientras se revisan otros posibles daños estructurales a las instalaciones. Los padres de familia protestan fuerte, ya que demandan explicaciones y un curso de acción viable de cara a las elevadísimas colegiaturas que esta institución cobra. “Mi hija no va a estar en una escuela por internet o en un salón prefabricado, sin todas las instalaciones por las que estoy pagando”, advirtió una madre de familia con la exigencia propia de su clase. El reclamo desatendido escaló: “Yo no veo que el rector del Tec dé la cara y explique el motivo por el que se puso en riesgo la vida de los alumnos, y su respuesta ha sido mediocre”.
La situación claramente crítica se ahondó por el pésimo manejo de insensibles relaciones públicas. “Sus redes sociales están llenas de halagos, pero ustedes fallaron y nos deben una disculpa”, dijeron unos padres de familia que resumieron flamígeros: “La seguridad y la educación de nuestros hijos son las dos cosas en las que más hemos invertido en nuestras vidas y las dos en las que nos falló esta institución”.
Errático, el Tec improvisó docentes como malos agentes de representación y los mandó a dar la cara frente a padres de familia que airados reclamaban certezas. Trataron de sobrevalorar un modelo a distancia por internet, ofrecido como alternativa mediante argumentos pueriles: “Va a ser más productivo, más provechoso (que el modelo presencial) porque los chicos no se me van a estar distrayendo; los jóvenes son alegres y se me distraen mucho en el salón de clase, son bromistas, juguetones. Pero aquí (en el modelo por internet) no habrá nada de que estén jugueteando”, dijo una profesora sin reparar que por lógica demeritaba al “juguetón” sistema presencial del Tec como “menos provechoso”.
Pero los padres de familia no cayeron en el garlito. Exigieron clases presenciales en instalaciones en toda forma o que les devolvieran las colegiaturas pagadas y en el caso de clases a distancia que les reembolsaran el diferencial. A todo se negaron en el Tec. En especial: cero reembolsos o descuentos. Hasta les indicaron el camino de salida: “Hay otras universidades donde pueden seguir estudiando”. El problema es que los estudios del Tec no son revalidables en México según explicaron los padres de familia en asambleas convocadas de emergencia.
Peor aún, se conoció que al Itesm ya lo investiga la Procuraduría de Justicia de la Ciudad de México por homicidio doloso junto a otros 118 expedientes que esta instancia ha abierto por derrumbes o daños en inmuebles luego del 19-S.
Apenas hace un par de días y frente a la presión mediática por los padres de familia afectados, el Tec algo cedió, pero siguió sin dar la cara su rectoría. Por medio de un boletín ofreció reembolsar el 100% de la colegiatura pagada a los que desearan causar baja y el 30% al resto del alumnado que lo pidiera sin explicaciones. Eso sí, el boletín no escatimó alabanza propia con una retórica de tintes demagógicos: “Al ser el Tec una institución cuyo objetivo es el beneficio de la sociedad y no el económico, estos momentos difíciles nos obligan a concentrar nuestro esfuerzo en apoyar a quienes más lo necesitan…”. Casi, casi un organismo de beneficencia filantrópica, solo que en este caso, desde su mirador de privilegio, supuestamente “quienes más lo necesitan” no son ni los damnificados chiapanecos o los oaxaqueños, sino sus alumnos de élite.