Política

Trágico fracaso jalisciense

Hace algunos años, yo coordinaba una estación de radio que cada otoño organizaba un festival masivo. El objetivo del mismo era no solo exponer nuevas propuestas rítmicas o artísticas sino convocar a la gente a retomar calles y convertir el sentimiento de seguridad colectiva en algo real.

El último que organizamos antes de que la estación se vendiera y fuera transformada en papel tapiz auditivo -como es hoy toda la radio tapatía-, nos encontramos con una nueva conformación del sitio donde se instalaba el escenario principal. La Glorieta de los Niños Héroes comenzaba su transformación en un receptáculo de dolor e indignación.

En un inicio, se instalaron unas pintas, grafitis y un letrero que cambiaba la denominación del sitio a Glorieta de los Desaparecidos.

Era 2018, Enrique Alfaro llevaría semanas como gobernador electo y la crisis ya estaba presente.

El equipo de producción del festival me alertó sobre la situación y cómo la posición del árbol -instalado a los pies del monumento- obstruía con la construcción del escenario. Hablé con una de las madres de los desaparecidos y expuse nuestra problemática. Aceptó el cambio temporal de la instalación. Era obvio que su preocupación era otra que las terquedades de un locutor: luchaba por recuperar a su hijo.

Casi cinco años después la situación ha escalado. La indiferencia federal a combatir el crimen organizado ha liberado los campos para que la extorsión, el secuestro y el tráfico de personas crezcan. Las cifras oficiales indican un decremento, pero este se da a partir de las denuncias, obstruidas por un sistema judicial lento, poco sofisticado y proclive a la corrupción.

En el lado contrario, los homicidios han llegado a niveles récord, por encima de las cifras llegadas en los seis años de gobierno de Peña, Calderón o Fox. A ello, agreguen que la caída de tiempos recientes tiene un cruce con el incremento en los números de desaparecidos a nivel nacional.

El caso de los siete jóvenes del Call Center es ejemplo maldito de todo ello. Los gobiernos han intentado criminalizar a los desaparecidos con información sobre las razones reales de la existencia de dicho negocio, sin frenar la hipótesis en lo esencial: los sistemas de inteligencia de gobierno son torpes o cómplices, tanto que no dieron a tiempo con ese establecimiento irregular.

A ello, hay que agregar la indiferencia y poca empatía de entidades de gobierno que, hartos del problema, delegan la responsabilidad a quien sea antes de salir de cuadro para no manchar su futuro político.

Cinco años después, el monumento está tapizado de mosaicos con caras, nombres y fechas donde hombres y mujeres son protagonistas de su desaparición y del dolor de cientos de familias que solo buscan certezas sobre su paradero.

Y el festival es solo un recuerdo de lo que debería ser el esfuerzo social de unión pese a las presiones del poder corrupto.

Poder que hoy va ganando la partida a la sociedad.


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Gonzalo Oliveros
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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