Política

Incendio político en prime time

El miércoles, Donald Trump regresó a la cadena de noticias CNN para hacer lo que mejor le sale: incendiar.

Después de una ausencia de casi ocho años, el ex presidente republicano aceptó participar en un debate público como preámbulo a la elección republicana en New Hampshire. Esto, ante los enormes esfuerzos que realiza la cadena para recuperar la audiencia típica de los canales de cable, señores jubilados o desempleados que viven en la parte media de la Unión Americana que tienen una visión muy determinada del mundo y que no desean cambios en el status quo.

Trump conoce bien a ese público, es el que lo siguió y sigue en apoyo incesante a sus acciones y candidatura. El gringo tradicional que hoy ve los riesgos no solo en la migración sino en los enormes cambios culturales que se aceptan de buena gana en las ciudades de la costa pero que merecen rechazo por quienes no aceptan que las mujeres decidan sobre su cuerpo, que existan miembros de la sociedad incómodos con su sexo biológico y ciudadanos que piden reparaciones a partir de los estragos causados por la discriminación constante en la sociedad norteamericana.

Para el debate, CNN seleccionó a la conductora Kaitlyn Collins, reportera extraída de una plataforma fundada por el defenestrado Tucker Carlson y que ha tenido un ascenso vertiginoso en la corporación por ser una especie extraña que navega entre conservadores y liberales.

Aquí vale hacer una pausa: el cambio de paradigma mediático ha afectado de manera catastrófica a la cadena de noticias más grande del mundo. Encadenada a los ingresos comerciales y la audiencia norteamericana por encima del revenue conseguido por suscriptores a nivel mundial, CNN intentó crear un contrapeso a Trump durante los años de su mandato, con notorio énfasis en sus yerros y políticas escandalosas, programas de debate en donde el desarrollador de bienes raíces era retratado como un fascista en potencia y enemigo de la democracia. No, no estaban equivocados, pero el espejo nunca ha sido benévolo con Trump y, menos, ha sido aceptado.

Ahora, con las nuevas audiencias en migración hacia los medios digitales, la cadena de noticias por cable tiene problemas hasta por el nombre. Cierto, tiene un tráfico de mínimo 15 millones de internautas diario a su página a nivel mundial, pero los datos en los Estados Unidos caen de forma estrepitosa.

Trump entendió eso a la perfección. Aceptó la invitación al debate no solo porque le convenía ante la mala prensa y los juicios en su contra, sino porque CNN no estaba en capacidad de negociar nada con él cómo podría haberlo hecho FOX. Ambos se necesitaban como en antaño.

El resultado fue desastroso para la credibilidad de una CNN contraria a la estrella televisiva. Trump trapeó con la conductora -pese a los esfuerzos de ella por sobreponerse- y saltó los estándares de calidad de la televisora con un público rendido ante él.

Los ratings se fueron a la estratosfera, como en el pasado.

Será una campaña muy larga llena de escándalos televisivos.

Veremos cómo lo copian acá.


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Gonzalo Oliveros
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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