Ayer vi algo que me asombró de sobremanera. Como le hubiera pasado a usted, querido lector si hubiera sintonizado el mismo canal, a la misma hora. Coincidirá conmigo en que estamos llenos de noticias sin valores y llenas de violencia y muerte. Triste, muy triste.
Pero si a algún ser humano puedo respetar, es indudablemente a las mujeres que con una lucha feroz, salen adelante en la circunstancia que le ponga la vida. A las que tienen a sus hijos, y los crían solas. Y más cuando tienen que trabajar y sobresalir en este mundo de hombres. Es muy difícil echarse para adelante y tener un lugar en esta vida. Volverse universal y saber una profesión a pie juntillas.
Pero si además de todo, una mujer es capaz de transgredir todos los espacios y hacerse cargo de la página económica del mejor periódico que tiene este país, es para admirarla más.
A Bárbara Anderson la he visto apoderarse de la mente, el alma y la inteligencia de amigos muy queridos por ambas. La he visto creer, salir adelante y ser brillante. Aún de no depender de ella pues mis escritos son políticos y sociales y de la administración pública en mi país.
Cuando me entero de que además es madre, y tiene en su haber el cuidar y llenar de amor a una criatura que necesita todo su apoyo, más la respeto.
Lo que digan, lo que hagan y lo que piensen los seres que no tienen ni virtudes ni valores; ni sabiduría ni inteligencia; ni honestidad ni amor por su prójimo, es simplemente como para mandarlos al lugar seco donde corresponden. Un abrazo fraterno y mi solidaridad absoluta, Bárbara.