El segundo mes del año. El Estado de México absolutamente convulsionado. Guerra extraña entre priistas. Unos ex dirigentes, otros que han querido ser gobernadores. En medio una mujer del PAN que perdió la presidencia y ahora, la enfilan para que por lo menos, pueda ganar el Edomex. Contra otra de Morena. Dos mujeres y un hombre que si hubiera sido el tiempo apropiado, lo hubieran guardado para poder ser un digno Presidente. Fondo, forma y estilo. Lo estamos perdiendo.
Mientras, observo con cuidado que en serio la gente está enojada. En este sistema paternalista, en el que estamos acostumbrados a estirar la mano y a que se nos de todo de a gratis, que nos retiren algo de lo que creemos merecer nos mega enoja.
Un ejemplo: cómo me dio risa un señor que el día de hoy, en el Hospital Adolfo López Mateos que dirige el doctor José Rogel, el mejor de todo el estado y lugares circunvecinos, estuviera tan, pero tan enojado porque un médico residente se equivocara de código en su receta y él tuviera que subir a que se la corrigieran. Lo oí gritando, vociferando, maldiciendo y agrediendo sin ton ni son.
Esto, después de que un pariente suyo tuvo una intervención quirúrgica, en donde todo lo pagó el espléndido Seguro Popular. Operación ambulatoria de 40 minutos: diez mil pesos. Aparatos, médicos, enfermeras, camilleros, medicinas, trabajadoras sociales, administrativos, policías… Todo. Este pobre güerito gritaba ensoberbecido.
Pobres todos, recapacito. Creemos que merecemos eso y más. ¿Por qué no, si siempre que estiramos la mano se nos regala todo? Y este es el cuento de nunca acabar. Es como si no perdonáramos que nuestro padre nos abandonara. Estamos acostumbrados a que el gobierno nos solvente absolutamente todos nuestros problemas. Porque no es quien nos haga las cosas… gobierno lo tiene que pagar.
