Política

Sin cubrebocas y sin Ackerman

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Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil se enteró que el gobierno de México actualizó los lineamientos sanitarios para el manejo de la pandemia de covid-19 y publicó un documento con nuevas recomendaciones para la "continuidad saludable de las actividades económicas" en el que recomienda eliminar el uso del tapabocas en lugares cerrados.

Gil abandonó el mullido sillón del amplísimo estudio y caviló: ¿Usted le creería al gobierno de un país cuyo manejo de la pandemia fue criminal? Gilga, no. ¿Usted le creería a un gobierno que acumuló más 600 mil muertos durante la pandemia? Gamés, no. Un gobierno cuyo subsecretario de Salud, López-Gatell, engañó a la población cuando le dijo que la mascarilla no servía y que el coronavirus era como una gripa, ese gobierno, ¿merece crédito? Por cierto, aún no rinden cuentas.

El documento no recomienda el uso del cubrebocas en espacios cerrados donde exista una distancia de metro y medio. Ah, eso sí, donde no haya una “sana distancia”, ya sea en espacios abiertos o cerrados, las autoridades de salud aún recomiendan el uso del tapabocas. Mju. En el mundo de los ineptos todo saldrá mal y en el mundo de los criminales algún día alguien pagará sus delitos.

Así las casas (muletilla patrocinada por el licenciado Bartlett chu-chu-chu), Gil usará cubrebocas, ni lo duden, siempre que los considere necesario, o sea, será su propio secretario de Salud, ya que no tenemos uno en el país.

Balada de Ackerman Bayou

Sobrecogido (no empiecen), Gil leyó en redes la noticia de que el dos veces doctor Ackerman fue despedido de La Jornada y de uno de los programas de televisión que le fueron asignados desde el gobierno. Qué tristeza, oh sí. ¿Le llaman purga? Desde luego el doctor Ackerman se sintió obligado a dar cuenta de los hechos y las órdenes por la cuales ha quedado de patitas en las calle. Dice el preclaro doctor, seguidor ciego, y miren que sobran, de este gobierno: “Colaboré durante 16 años en La Jornada, sin faltar una sola vez a mi cita con mis siempre generosos y críticos lectores”.

Con lágrimas en los ojos Gil ruega: devuélvanle sus espacios a Johnny, no sean así. Fisgón, intervenga en el diario y en el Canal Once. ¿Qué hará Gilga sin las contribuciones limítrofes de Ackerman?

“Durante los últimos meses he esperado pacientemente para que se reactiven mis colaboraciones (y mis emolumentos, añade Gil). Me negaba a aceptar la dura realidad. Pero ha llegado el momento de abrir los ojos”. Como diría el ideólogo de Palacio: ¿quién pompo? La verdad es que se la pusieron muy dura a Ackerman (¿siguen?): desterrado, humillado, defenestrado, insultado, ninguneado. Y todo por bolearle los zapatos a los grandes del gobierno. Y su señora esposa también cayó en desgracia pero esa es otra historia.

Un militante en la guillotina

Ackerman y su altura de miras y miros: “La oposición conservadora hoy goza de una libertad de expresión inédita en los medios privados e incluso cuenta con una presencia importante en los públicos. Sin embargo, la misma tolerancia no aplica para los críticos que luchamos por la democratización de Morena y el poder de las bases. A quienes  tenemos la aspiración de ejercer la política de otra manera nos tildan de traidores y nos llaman divisionistas”.

No es justo, Ackerman se rifó boleando zapatos, profiriendo elogios al Presidente, enfangándose sin pudor en sus programas de televisión, dándole vuelo a su prosa, que la tiene, vaya que la tiene, ¿y así pagan, Fisgón? Gil se dirige a la escuela de cuadros de Morena a pedir una explicación. ¿Con quién tiene que hablar? Porque el Fisgón a veces tiene que pasar por su periódico y como cobra en al menos tres oficinas públicas y una privada, pues se tiene que multiplicar.

Escuchen esto que los cimbrará, amigos y amigas: “Esto no es un fenómeno aislado. Así como a mí me cancelan espacios periodísticos, a lo largo y ancho del país, los obradoristas más comprometidos sufren despidos, amenazas, allanamientos y escarmientos con el fin de castigarlos por su digna rebeldía en contra de la reproducción de las más rancias prácticas del viejo régimen(…)”. Cuidado, en Morena se llevan muy pesado.

Todo es muy raro, caracho, como diría Roosevelt: “Nuestra democracia es el fruto de la razón, no de la superstición, del pensamiento claro, de las grandes verdades que revela la ciencia”. 

Gil s’en va

Gil Gamés 

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Gil Gamés
  • Gil Gamés
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  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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