De que Rafael Barajas, El Fisgón, y Jesús Ramírez Cuevas declinaron lo que les trajo la tómbola, la rifa de diputaciones plurinominales, ese probado método democrático. Gil no prodigará ningún reconocimiento a estos dos hombres del poder obradorista, cercanos al Presidente como pocos, sectarios, vengativos y no poco oportunistas. Además para qué querrían ellos una diputación, no les hace falta, tal vez al Presidente sí, pero ellos van y vienen como Pedro Miguel por Palacio Nacional. Ah, cómo se han repartido los programas de la televisión pública, las chambas en Morena y su escuela de cuadros, el periódico oficial del gobierno, cómo le hablan al oído a Liópez. Una pluri es poca cosa, un lío y hasta una degradación en su pequeño ejército de dogmáticos. ¿Va bien Gil o se regresa? Se vende barata la rectitud, diría el clásico de Palacio, una ética inexistente, su propia efigie de honestidad. Así las casas (muletilla patrocinada por el patriota Bartlett), Gamés no se tragará ese caldo de simulaciones.
Al Fis, como le decimos sus amigos, lo vio Gil en el INE cuando Sheinbaum recibió su constancia como candidata o como se llame. La pregunta de los 64 mil periodistas es ésta: ¿se puede dirigir la escuela de cuadros de Morena, aparecer en la televisión del Estado defendiendo las posturas del Presidente y su gobierno y al mismo tiempo dedicarse al periodismo como caricaturista político? Claro que se puede a condición de que se ponga un letrero: no se equivoquen, yo soy un propagandista por sobre todas las cosas. Pues así El Fisgón. ¿Pues no que Monsiváis le enseñó el periodismo independiente y crítico? La verdad no le enseñó nada.
Sandra la sabia y la alegre
Gil lo leyó en una nota de Alhelí Salgado en su periódico El Universal: “Sandra Cuevas agradeció a Dante Delgado, líder nacional de Movimiento Ciudadano y a Jorge Álvarez Máynez, abanderado del partido, por ‘abrirle las puertas’ en el movimiento naranja para ir en fórmula con Alejandra Barrales como candidatas al Senado de la República.”
“Durante el día de hoy es la tercera vez que me menciona el candidato a la presidencia por Movimiento Ciudadano y yo le agradezco. Voy a demostrar con inteligencia, con sabiduría, con buenas acciones en favor de los capitalinos este respaldo que me están dando porque no a cualquiera nos abren las puertas”, dijo la alcaldesa de Cuauhtémoc.
Sobre todo con sabiduría, señora Cuevas, algo que usted conoce de cerca y ejerce cada día. ¡Qué o qué! No empiecen: respeto a la alta política. En el acto donde rindieron protesta cientos de candidatos “fosfo, fosfo”, que buscan un lugar en las cámaras Alta y Baja, Sandra Cuevas agradeció que tanto el líder nacional, como el candidato presidencial, respalden sus aspiraciones, que tienen como objetivo “darle todo lo mejor de ella a la Ciudad de México”.
De acuerdo: ¿de qué se disfrazará Sandra Cuevas: de señora con vestido elegante en boda de amigos, de policía insobornable, ji, de planeadora urbana, jo, jo, de senadora. ¡Castapasanda!
Cuevas prometió ser “medida y prudente” tras conseguir una nueva oportunidad en la política dentro de Movimiento Ciudadano. “Esperen alegría. Esperen a una Sandra Cuevas medida, prudente, pidiéndole a Dios todos los días sabiduría para no equivocarme, con un equipo de trabajo perfectamente seleccionado para que les demos los resultados que ustedes necesitan”. Qué alegre va Sandra; sí, se le dio una nueva oportunidad para dar lo mejor de sí.
Oigan esto, lectora, lector: “Esperen propuestas, no esperen ataques. Esperen de Sandra Cuevas una mujer que quiere construir y edificar una mejor Ciudad de México”. Movimiento Ciudadano ha incorporado a sus filas a una política de una pieza.
Patricia Mercado
Gilga tiene por Patricia Mercado una genuina admiración. Existe el rumor de que la incorporación de Sandra Cuevas a MC fue una de las razones que motivaron la renuncia de Mercado a la vocería de la campaña presidencial de Álvarez Máynez. Será lo que ustedes quieran y manden, pero Movimiento Ciudadado no tiene una política del calado de Patricia Mercado. Y si renunció a la vocería, Gamés se pone de pie y se quita el sombrero. Una lástima que el partido no ponga en su lugar a una mujer de fuste y fusta. Allá ellos. Ella sí está bordada a mano, la mano ética de la política.
Todo es muy raro caracho, como diría Simone de Beauvoir: “Pinches weyes”.
Gil s’en va