Jueves 16 de abril. 7:13 am.
Gil volvió a este gran teatro de locos a oscuras y encendió la televisión. El Presidente de la República pidió a los medios cadena nacional. Con más de 10 minutos de retraso, el Presidente dio noticias. Con la novedad de que nos faltan 45 días de encierro, o semiencierro, antes de que toquemos el pico del Everest de la pandemia. La noticia le recordó a Gamés aquel artículo en el cual la empleada doméstica de Ibargüengoitia le dice a su patrón: como que se abombó el techo. Quería decir que el agua de un tubo roto había despedazado el techo. Pues así nosotros: el techo sanitario y económico del país se abombaron.
Cincuenta días. Como somos maestros en oscuridades, nadie se atreve, mucho menos el Presidente, a proyectar contagios y muertes. Pues Gilga no es epidemiólogo, pero puede adelantar que en la primera quincena de mayo habrá un estallido de contagio y luego una explosión de enfermedades graves que saturarán los hospitales y al cabo del rato, muertes. Verán si no. Nadie explicó lo que podría revelar el Centinela, ese método estadístico desconocido por Gil. Dicho lo cual, Gamés los espera en los primeros días de junio en alguna cantina, los que puedan llegar en camilla, nada le hace, los que se ausenten tendrán su homenaje. De los dineros, hablamos otro día.
10:30 am.
Gil realizó una tremenda sesión de ejercicio dentro de su hogar. Transpiró y respiró profundo en busca de salud pulmonar. Mientras pensaba en sus pulmones, Gamés leyó una nota de su periódico Notivox Digital: “las empresas que no cerraron durante la emergencia sanitaria por coronavirus SARS-CoV-2 en México serán sancionadas, ya que siguieron operando pese a la indicación de la suspensión de actividades no esenciales, dio a conocer el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell”.
El funcionario aseguró que el 15 por ciento de las empresas privadas que se detectaron que no cumplieron con la medida, serán clausuradas: “Esto da inicio al proceso de sanción y la Secretaría del Trabajo da vista a la autoridad sanitaria para que realice el procedimiento a la clausura”.
Gilga persistió en ejercicios cardiovasculares. López-Gatell detalló que se les levanta un acta de inspección en materia de seguridad y salud en el trabajo para iniciar el proceso de sanción. Se da vista al Ministerio Público para que se realice una investigación correspondiente al posible delito, “porque aquí estamos hablando de un daño a la salud, que puede costar la vida (…). Lo traemos aquí para que la población conozca lo que no está ocurriendo y lo que seguirá a partir de ahora”. O como se diga y digo.
2: 30 pm.
Con desinterés por la vida, Gilga se sirvió en un vaso corto un vodka doble. Ya, no molesten. Otra nota de la redacción de su periódico MILENIO informa que “luego de que los gobernadores del Partido Acción Nacional (PAN) denunciaran en redes sociales la ‘penosa’ calidad de los insumos enviados por el Insabi, Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud, explicó que dichos materiales no son para uso clínico, ya que son de un material delgado y para el personal comunitario que tiene poco riesgo de contagio”. “Las batas transparentes e insumos no son para médicos y enfermeras, no es lo que se compró en China, fue un donativo y lo que se pretende es tener una bata de uso simple para personal comunitario que tiene riesgo de exposición bajo”, dijo López-Gatell. Pues mándenle a Gamés una para cocinar.
Los insumos no son los materiales que se compraron a China: “Lo que hay no es ningún error, es un problema de comunicación, se especificó, cuando se mandaron estos insumos, estas batas transparentes no tienen un uso clínico, lo que les recuerdo (a los gobernadores), es que son de un material muy delgado y no es tampoco lo que se compró en China, aunque son de fabricación china”.
Lo malo de que las taquerías estén cerradas es que ahí no se pueden repartir estas delgadas batas chinescas entre los artistas del taco al pastor. Pero Gamés jura que ya tendremos ocasión de usarlas en kermeses y cumpleaños. En fon.
Todo es muy raro, caracho, como diría Gloucester en El rey Lear: La plaga de este tiempo es que los locos guíen a los ciegos.
Gil s’en va