Política

Las tramas de Ímaz

Hay nombres que Gil ha guardado en su memoria, pero el recuerdo, aunque parezca mentira, todo lo oscurece. En ésas estaba Gamés cuando se estrelló como una pipa con 40 mil litros de agua contra el muro de un artículo publicado en su periódico La Jornada. “#19S: puños de esperanza vs la muerte y la simulación”. El nombre del autor le trajo a Gilga unos días, unos años, una época. Con ustedes: Carlos Ímaz Gispert. Poco a poco, monsieur Ímaz vuelve a la vida pública, con la discreción de un ratón en el clóset. Los más jóvenes no recordarán a Carlos Ímaz. Pues bien, este hombre fue uno de los tres líderes, la Santísima Trinidad del CEU: Ordorika, Ímaz y Santos.

Era el año de 1986 y los universitarios reaccionaron a las propuestas de reforma universitaria de Jorge Carpizo, entonces rector de la UNAM. La Santa Trinidad se encumbró como se habría encumbrado un grupo de rock, gran nombre: con ustedes, ¡la Santísima Trinidad! Saltaban a los escenarios como tigres políticos y sensuales; bueno, Ordorika como un osezno. Los tres estaban llamados a ser los nuevos… nuevos… en fon, estaban llamados a la vida pública. Ah, les beaux jours. Y así fue: los tres desaparecieron de distintas formas, la peor de ellas, la de Ímaz.

Una trayectoria de izquierda

Carlos (así le decimos los amigos) transitó de los movimientos estudiantiles a la organización partidista y fue miembro fundador del PRD. Poco después, los talentos y talantes de Ímaz lo llevaron a ser el jefe del PRD en Ciudad de México. Todo marchaba sobre ruedas, el éxito político acompañaba a Carlos como una sombra. Aquello fue entre 1999 y hasta el año de 2002. En el año tres del nuevo milenio, Ímaz iba por la suya y desató su candidatura para la delegación de Tlalpan. Obtuvo el cargo en 2003. Cinco meses después la vida le dio un revés. La vida, por cierto, siempre da reveses. Carlos Ahumada, aquel mentecato que metió al PRD en una crisis, por culpa del PRD y del amor, ah, l’ amour, le dio dinero a Ímaz en una bolsa del súper, no sabemos si de Superama e ignoramos la cantidad.

Luego vinieron los videoescándalos y hasta luego, amigos. Al cabo de cinco meses renunció a la delegación. Ímaz desapareció, pero vean ustedes lo que es la vida y la política. Bejarano fue a dar a la cárcel, pero volvió con renovados bríos: levántate y anda, René.

Cursis

Pero Gil ha cometido un error de principiante, se refirió a un artículo de Ímaz que no aparece en esta página del directorio. El artículo de marras, “#19S: puños de esperanza vs la muerte y la simulación” es una pieza documental de ¿qué creen ustedes?, de la simulación, oh, sí. Oigan si no: “Con rapidez portentosa, la acción solidaria se hizo masiva y se fue autorganizando”.

La verdad es la verdad, dígala Agamenón o Ímaz, pero caracho han pasado 15 días del sismo y Carlos (que así le decimos sus amigos) ha descubierto que el día del sismo hubo un apoyo masivo. Ya, Ímaz, póngase la pila, caray. ¡Aguzado! Hace 15 días que tembló.

No se pierdan estas líneas de Carlos Ímaz: “Así en medio del profundo dolor que genera una tragedia de esta magnitud, experimentamos también la hermosa vivencia de la solidaridad y la acción colectiva organizada, de entrega generosa, amorosa, por los demás. Cierto que no ha podido, por imposible, derrotar a la muerte en todos los casos, pero ya salvó muchas vidas y no tengo duda que los seguirá haciendo… y no me refiero sólo a los día inmediatos por venir, pues a nuestros jóvenes insurrectos esta dura experiencia los ha marcado de por vida y seguirán levantando esos hermosos puños de esperanza”.

A Ímaz todo le parece hermoso, la solidaridad, los puños, la esperanza, en fon. Gil quiere escribir esto: Ímaz tiene más vocabulario que el articulista promedio de su periódico La Jornada. Agora mal sin bien: la cursilería puede derribar incluso edificios de seis pisos. Por lo demás, esa cursilería siempre será de mal gusto, y Gamés también puede tener mal gusto. Carlos ya tenía peleas en la coliseo en 1985, entonces, Charlie, no escriba como un joven de 28 si tiene 55, por piedad.

Caracho, todo es muy raro, como diría Charles Dickens: Cada fracaso le enseña al hombre algo que necesitaba aprender.

Gil s’en va

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Gil Gamés
  • Gil Gamés
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  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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