Política

Las indagatorias

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Si han podido copiar un Caravaggio, un Da Vinci, ¿por qué no habrían de imitar una Coca-Cola? Ciertamente Gil considera que la Coca está a la altura de Caravaggio y Da Vinci, ni lo duden. Desde luego el Caravaggio y el Da Vinci no se pueden beber, pero eso qué. Una nota de Sara Pantoja en su revista Proceso informa que “las botellas de Coca-Cola con refresco clonado que se elaboraban en un domicilio de la alcaldía Iztapalapa se vendían en puestos ambulantes de comida en el Centro y la Central de Abasto de la Ciudad de México, así como en los municipios mexiquenses de Chalco y Nezahualcóyotl”.

Gilga quiere probar una de esas coquitas. Suenan bien. Así lo informó el vocero de la Fiscalía General de Justicia capitalina, Ulises Lara, en seguimiento al caso de un sitio en la colonia Santa Martha Acatitla Norte, donde el pasado miércoles hubo un cateo, se localizaron cientos de cajas con botellas de ese refresco y fueron detenidas dos personas. ¿Chingos de cocas? Ya se persigue todo y a Gilga le parece perfecto. ¿Me da una coca falsa? No, señor, entienda, las cocas no son falsas. Bueno, aunque sea una auténtica. Carísima de París.

Grandes imitadores

No se lo tomen a mal a Gil, pero David “N” y Jesús Ignacio “N” fueron puestos a disposición de un juez de control por su presunta responsabilidad. La verdad, si fueron capaces de falsificar la Coca-Cola, rayos, deberían trabajar en un laboratorio de química, pero veamos. De acuerdo con los primeros avances de la investigación, David “N” era quien se encargaba de lavar el envase de vidrio y cobraba cerca de dos mil 500 pesos por semana, al igual que Jesús Ignacio “N”, quien hacía labores de sellado de envases y de reparto.

Los envases eran adquiridos en diferentes sitios donde se venden y recolectan, mientras que las fichas utilizadas para resellar las obtenían con distintos recolectores de basura.

La caja de refresco rellenada con el líquido clonado era vendida, en promedio, entre los 200 y los 210 pesos y se estima que a diario vendían de 50 a 60 cajas; lo que representaría ganancias estimadas entre 10 mil y 12 mil 600 pesos al día. Dirán lo que quieran, pero qué negociazo.

El vocero Ulises Lara agregó que se estima que en el lugar trabajarían en promedio 10 personas, entre lavadores de botellas, envasadores y selladores, transportistas y encargados del inmueble. A Gil le hubiera gustado lavar las botellas y dejarlas muy limpias.

El Ministerio Público de la Coordinación General de Investigación Estratégica continúa con las indagatorias para ubicar a todas las personas que participaban en la clonación o alteración de bebidas.

La autoridad recordó que en el cateo al sitio, personal de la Fiscalía de Investigación Estratégica del Delito de Robo de Vehículos y Transporte aseguró diversos indicios, entre ellos, los siguientes:

-Cerca de 800 cajas adicionales, cada una con 24 envases de 600 mililitros, listos para ser rellenados

-Casi 130 cajas de plástico, cada una con seis botellas de tres litros llenas de supuesto refresco de cola

-Cuatro paquetes de refrescos, cada uno con 12 envases de vidrio

-Tres placas de circulación con reporte de robo.

La nota no explica cómo producían las coca colas falsificadas. Una posibilidad es que las produjeran con los restos de los miles y miles de coquitas, pero parecería improbable. De ser así, estos falsificadores son ya productores de refresco de cola. Gil pidió en un restorán una coca de dieta, se la trajeron y le supo como a sumo de zapato espumoso. No sabía mal.

Más clonaciones

Gil se pregunta con toda seriedad: ¿se podrían falsificar Mariosdelgados, Jesuses Ramirezcuevas, Adaneslópez, Manueles bartletts? Si se puede imitar la Coca-Cola, estos personajes podrían ser sin duda reproducidos.

Y quién sabe, tal vez sostendrían puntos de vista idénticos a los del Presidente falsificado. A veces Gamés piensa que vivimos en una mundo de seres falsificados, nada es auténtico, nada es real, la imitación domina la vida. Qué difícil.

Todo es muy raro caracho, como diría Cervantes: “La falsedad tiene alas y vuela, y la verdad la sigue arrastrándose, de modo que cuando la gente se da cuenta del engaño ya es demasiado tarde”.

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Gil Gamés
  • Gil Gamés
  • [email protected]
  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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