Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio Gil se ha referido no sin excesiva seriedad a algunas de las reformas que ha propuesto el Ejecutivo Federal (a Gil le gusta escribir Ejecutivo Federal). Gamés lo leyó en su periódico El Financiero. A cuatro meses de las elecciones y pese a no contar con una mayoría parlamentaria suficiente para poder sacar adelante reformas constitucionales sin consenso, el presidente Liópez presentó un paquete de iniciativas para afianzar su proyecto de nación conocido como la Cuarta Transformación. Se trata de 20 iniciativas que implican cambios importantes en materia político-electoral, pensiones, salario mínimo, industria eléctrica, Poder Judicial, así como propuestas para elevar a rango constitucional programas sociales ya en vigor.
En un acto de gran fortaleza individual, Liópez ha explicado en reiteradas ocasiones que las presentará para que quede constancia de que él las apoya y para reforzarlas lo más que se pueda contra futuros cambios. Anjá. De que Claudia Sheinbaum trae la tarea.
La punta de la lengua
Liópez señaló que con el legado de la Constitución de 1917 se ha podido emprender una hazaña, y ahora es justo y necesario, como aportación a la historia, “que le devolvamos a la Constitución de 1917 toda su grandeza”. Liópez dijo enfático, como suele ser, que si los reaccionarios quieren volver al poder, que les sea imposible echar atrás lo construido por el gobierno.
“Hasta donde alcanzamos a ver, el porvenir vendrá acompañado de la justicia. Mi reflexión va más allá de los próximos años, porque nada en política es eterno, y en la democracia se gana o se pierde, y si se equivoca vuelve a mandar. Mi propuesta es que nuestra generación honre el legado del constituyente de 1917”. Ah, la mentira en la punta de la lengua y la lengua en la punta de la mentira.
López Obrador argumentó que todo lo aprobado en el periodo neoliberal era con desprecio a las mayorías, y que actualmente se vive otro momento, uno estelar, en que “nos juzgaría mal la historia si no actuáramos de manera consecuente con los principios que hicieron valer nuestros antepasados”.
Sueños de la demagogia
Vayamos a las propuestas chicharrinas: eliminar todas las dependencias y organismos onerosos y elitistas, supuestamente autónomos, creados durante el periodo neoliberal con el propósito de defender intereses políticos; mju, convertir en política de Estado la austeridad republicana, se volverá a redactar con más contundencia el principio de que ningún servidor público pueda ganar más que el presidente de la República, y no se permitirán privilegios ni extravagancia en ningún nivel del Poder. Oh, no.
Por cierto, quien quiera enterarse de los grados de corrupción de este gobierno, puede darse un paseo por el más reciente número de la revista Nexos, páginas en las cuales se desmienten estas palabras presidenciales de una forma escandalosa. Si fueran toros se llamaría “baño”. Oh, no, toros, palabra maldita.
Oigan esto por Dios de bondad: uso de 18 mil kilómetros de vías férreas para la creación de trenes de pasajeros entregados por el gobierno de Zedillo que actualmente se destinan al transporte de carga. Caray, pero si casi no pueden con el Tren Maya, ¿18 mil kilómetros?
Todos los campesinos contarán con un jornal seguro, justo y permanente, como sucede con el programa Sembrando Vida y Producción para el Bienestar para pescadores y demás pequeños productores. Uta, no jalen que descobijan.
Ésta es genial: revertir las reformas a pensiones de 1997 y de 2008 para poder jubilarse con el 100 por ciento de su salario. Desde el 1 de mayo se va a crear un fondo de más de 64 mil millones de pesos que se incrementará poco a poco para poder compensar a los trabajadores afectados por las reformas antilaborales. ¿Y con qué ojos, divino tuerto?
Gil está muy de acuerdo con esta reforma: prohibir el fentanilo y vapeadores, así como aumentar las penas por narcotráfico y factureras. Esto sí está muy bien: imaginen que el fentanilo se consumiera libremente. Nos carga el pintor.
Nada cuesta soñar. ¿Cualquiera con un dedo de frente preguntaría cómo logrará la sucesora de Liópez, en el caso de que fuera Sheinbaum, todas estas iniciativas chicharrinas?
Todo es muy raro, caracho, como diría Albert Einstein: “Yo nunca pienso en el futuro; llega demasiado pronto”. _
Gil s’en va