Analistas de fuste y fusta, comentaristas de hierro fundido y articulistas de plástico irrompible coinciden: lo que ocurre ante nuestros ojos es un gran escándalo. Precampañas de Morena desatadas, precandidatos proponiendo (pre-pro) firmas y formas para obtener los favores del Presidente en flagrancia de ilegalidad electoral que debería costarles incluso la inhabilitación como candidatos.
Gil coincide con estos articulistas desesperados y añade: no hablan ustedes el obradorés, la verdad. Ya Gilga ha dado ejemplos de este idioma de la política mexicana. Veamos: un acto proselitista de campaña se traduce al obradorés como una asamblea informativa; un candidato a la Presidencia debe leerse como un coordinador en defensa de la cuatroté; el gran dedazo se considera como una encuesta central con espejos rotos; autoritarismo puede y debe leerse como democracia; Somalia, obvio, es Dinamarca; no somos iguales quiere decir somos peores y nos vale madres.
El que domina el obradorés, sin duda alguna, es Marcelo Ebrard. No habían pasado ni siquiera veinticuatro horas desde su renuncia cuando el aspirante a la coordinación en defensa de la cuatroté, o como se llame la candidatura, propuso la indómita creación de una secretaría de la cuatroté para cuidar el desarrollo de los proyectos insignia de Liópez El Grande. ¿Y quién si no el hijo del Presidente para defender esos proyectos principalísimos? El resultado, un palmo de narices. En obradorés, arrastrarse se traduce como apoyo al líder.
Lo que hay que ver
Discordia en el paraíso. Su periódico La Jornada ha tundido a la flamante secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, hija del abogado del sindicato del periódico de marras y adversaria de Sanjuana Martínez, encargada de la destrucción de la agencia Notimex, a su vez amiga entrañable de Carmen Lira, directora del diario.
Rayos y centellas. La Rayuela, ese breve editorial que aparece en la contraportada del periódico, dice así: “Dice bien el columnista: en lugar de premiar a una mediocre funcionaria, más parece una agresión a la República”. ¡Sopas! Comuníqueme con Jesús. Oye, Chuy, esto no tiene nombre, le llamas a Carmencita y le dices que tampoco se pase, somos compadres, pero no se vale. A veces se pasa. Pero muévete, Jesús, parece que jugaste a las estatuas de marfil.
Maicear
Una nota de Beatriz Guillén en El País informa que “los agricultores de Sinaloa han desbloqueado el aeropuerto de Culiacán, la capital del estado, después de 48 horas de protesta. Los productores de maíz se han retirado del aeropuerto, justo después de que el presidente Andrés Manuel López Obrador afirmara en su conferencia que no iba a “ceder al chantaje”: “Que se queden en el aeropuerto, pero no vamos a dejarnos chantajear por corruptos”. Sinaloa se ha convertido en el epicentro del choque entre productores, empresas privadas y gobierno por los precios del cereal, que se ha hundido este año y está llevando al límite a los campesinos”.
El conflicto por el precio del maíz en México arreció. El miércoles, el gobernador de Sinaloa, el morenista Rubén Rocha, propuso a los agricultores tomar las sedes de las grandes empresas del sector, Gruma, Minsa y Cargill: “Los invito a que vayamos juntos a protestar contra los verdaderos responsables de que sus cosechas se malbaraten: Gruma, Cargill y Minsa. Soy su aliado y codo a codo con ustedes, exigiré trato y precio justo a su trabajo”, escribió en su cuenta de Twitter.
El origen del choque está en el bajo precio del maíz, que lo ha hecho hundirse de los casi 7 mil pesos (unos 400 dólares) por tonelada hasta a poco más de 5 mil. Este declive está ahogando a los productores, desesperados por colocar un maíz que se sigue acumulando en las bodegas.
El gobierno no consiguió llegar a un acuerdo con Minsa, Gruma y Cargill para todas las toneladas que sobraban. Las empresas dicen que comprar a un precio superior al que marca el mercado obligaría a subir el precio final de otros productos como la tortilla. Esta negativa ha llevado al gobernador de Sinaloa a acusar a las industrias de “sabotaje”.
Cada cosa, un problema. Que se queden con el aeropuerto, se los regalamos, pero no aceptamos chantajes. ¿Y los viajeros? Que se vayan a pie y san se acabó.
Todo es muy raro, caracho, como diría Ernesto Sabato: “Al parecer la dignidad de la vida humana no estaba prevista en el plan de la globalización”.
Gil s’en va