Política

Empujar elefantes

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La comisión declarativa del Presidente retumbó a todo lo largo y ancho de Sonora y sus efluvios bajaron desde el norte de la República hacia el centro de nuestro territorio hasta llegar al sur de la Patria y resonar como un eco eterno. Usted lo sabe: durante su discurso en un mitin de los Diálogos con los Pueblos Indígenas en Sonora, el presidente Andrés Manuel Liópez Obrador comparó la doctrina de justicia social y humanismo de su gobierno con el cristianismo: “Me van criticar, pero lo voy a decir. Miren, ¿por qué sacrificaron a Jesucristo? ¿Por qué lo espiaban y lo seguían? Por defender a los humildes, por defender a los pobres, esa es la historia real. Entonces, que nadie se alarme cuando se mencione la palabra cristianismo. Cristianismo es humanismo”.

Gil se mordió el nudillo del dedo índice de la mano izquierda (sí, la izquierda). No le falta razón al Presidente, como todo mundo sabe a Jesús le instalaron el Pegasus para espiarlo y por eso sabían sus adversarios conservadores a donde se dirigirían sus pasos rebeldes. El Sanedrín era como la Federal de Seguridad de ese tiempo. ¿En qué anda, Yisuscraist?, se preguntaban en el consejo supremo. Y se respondían: en malos pasos, anda queriendo cambiar la Constitución por debajo del agua, además les da dinero a los jóvenes, a los viejitos y las viejitas y habla de un cambio verdadero, además avanza muy rápido en la construcción de 100 universidades; ah, y arrojó a los empresarios del templo y les dijo cosas muy feas. Y quiere convertir el Monte de los Olivos en un aeropuerto, ¿o cómo era?

El cristianismo es un humanismo

Con ustedes, el Presidente: “Todas las religiones tienen ese propósito: el humanismo, el amor al prójimo, esa es la justicia social. A eso se le puede llamar solidaridad, se le puede llamar fraternidad, se le puede llamar de distintas maneras, pero es ser realmente fraterno con los demás, que haya humanismo, que no se le dé la espalda al que sufre”. ¿Se le puede llamar también demagogia? Gil sabía que el existencialismo es un humanismo, frase citada millones de veces y traída de una conferencia de Sartre, pero no sabía, ahora lo sabe trémulo de felicidad, que “el cristianismo es un humanismo”. Con el Presidente no hay tu tía, utiliza el lenguaje como arma punzocortante.

Frente a miles de personas, principalmente miembros de la tribu Mayo en el sur de Sonora, Liópez Obrador pidió que le ayuden a empujar al elefante. Gil no empuja mucho (no empiecen), pero cuenten con él si se trata de llevar al paquidermo de la cosa pública a un lugar sin corrupción e inseguridad, un sitio de bienestar y felicidad: “Y va a caminar, y entre todos vamos a sacar adelante a nuestro país. Y el propósito, repito, es que tengan mejores condiciones de vida y de trabajo los más necesitados, esto es humano, es justicia social y es también cristianismo”, a duro y dale con el cristianismo, carambas.

Grandeza

El Presidente viajó hasta la comunidad de Pótam para reunirse en privado junto a la gobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich Arellano, con miembros de la tribu Yaqui y alcaldes de los dos municipios donde se distribuyen los ocho pueblos que habita esta etnia. Oigan esto por piedad: “Se creen de sangre azul. Los fifís desprecian las culturas indígenas, son racistas, y esto lo han llevado a cabo, ese desprecio, desde hace mucho tiempo, y esto ha llevado a que el indígena llegue a avergonzarse de su cultura, de su grandeza”.

Y luego dicen que el Presidente no polariza: unos fifís que se creen de sangre azul desprecian, humillan a los indígenas. ¿Quiénes son esos racistas, dónde están, a qué hora desprecian la grandeza indígena? Ahora mal sin bien: ¿cuál cultura y cuál grandeza? ¿La Olmeca, la Náhuatl, o los tojolabales a quienes hemos olvidado? Porque estos últimos no tienen grandeza, solo tienen necesidades y tragedias. El lenguaje del Presidente, cosa muy seria.

Todo es muy raro, caracho, como diría Charles Darwin: “Se dice que el elefante indio llora a veces”.


Gil s’en va

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Gil Gamés
  • Gil Gamés
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  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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