Amigos que no malquieren a Gil le han pedido que recuerde en esta página del fondo que desde hace más de veinte años el auditorio Che Guevera se encuentra en poder de un grupo de neoliberales. Han envejecido en los interiores de ese lugar que un día se llamó Justo Sierra y que ahora ha sido rebautizado como auditorio Luis Videgaray. Así son los neoliberales, todo se lo agandallan. ¿Quiere usted quesadillas, un porro, lugar en un cunero para su pequeño o pequeña, comida corrida, clases de muralismo, lecciones para hacer bombas molotov, box callejero, sexo duro y maduro? Todo esto lo encontrará en el auditorio Luis Videgaray.
Los neoliberales se dan sus mañas para todo y, ustedes lo saben, los domina la codicia y la voracidad. En el auditorio Luis Videgaray se conspira, no nos engañemos, en contra del gobierno de Liópez Obrador. Gilga se acercará una noche de puntitas al auditorio para enterarse de las felonías que los neoliberales fraguan en esa madriguera.
Cuando todo se normalice, en el Auditorio Luis Videgaray de la Facultad de Filosofía y Letras se realizará un ciclo de conferencias sobre Hayek, Freedman y Lippmann. De hecho asistirán sus espíritus. Mientras se vende pozole (el mercado es importante), se gritarán consignas contra el populismo y se fumará mariguana, a los neoliberlaes sólo les interesa el mercado y ustedes saben, en CU hay mucho pacheco. Gran noticia la creación del auditorio Luis Videgaray: ¿dónde será tu conferencia? En el Videgaray. Allá te veo, no me la pierdo.
Jugar mata
Gamés se enteró y de inmediato tomó nota. De acuerdo con datos de su periódico Financial Times, el mercado de consumo de los videojuegos en Japón es el segundo más grande del mundo con ventas de 6 mil millones de dólares anuales sólo en juegos para teléfono celular. No obstante, en aquel país la delincuencia organizada no recluta jóvenes para sus actividades delictivas a través de los videojuegos, de modo que el problema en México no son los juegos, sino la impunidad y la inseguridad pública las que permiten que esto suceda. Oh, sí.
Por su parte, una nota de CNN en Español informó que “China ha prohibido a los jugadores en línea menores de 18 años jugar entre semana y ha limitado su juego a sólo tres horas los fines de semana, lo que representa una escalada significativa de restricciones en la enorme industria del juego del país (…) A los menores se les permitirá sólo una hora de tiempo de juego entre las 8 pm y las 9 pm los viernes, fines de semana y días festivos, según un comunicado del organismo de control de los medios de comunicación chinos, la Administración Nacional de Prensa y Publicaciones que fue publicado por la agencia estatal de noticias Xinhua”.
La verdad, los chinos son manga ancha y descuidados, a los niños hay que encerrarlos en bóvedades de acero adonde no lleguen las señales de esos juegos sátanicos. Si no hubiera cerca alguna bóveda, a los niños se les puede encerrar en closets debidamente asegurados con siete llaves. Así se corrige a los niños y las niñas, en cautiverio. O qué pensaban, ¿que el aire libre sirve de algo? No, padres y madres, encerrarlos, ni lo duden, las famlias que tengan sótano estarán del otro lado. La propuesta y solución del Presidente Liópez Obrador es china. Oh, sí.
Gabinete de curiosidades
Dos cuentos de Ambrose Bierce.
“Mala Suerte”
Dos ranas que se hallaban en la barriga de una serpiente analizaban su difícil
situación.
–Qué mala suerte –dijo una.
–No saques conclusiones apresuradas –contestó la otra–; estamos a resguardo de la lluvia, con comida y alojamiento.
–Con alojamiento, sin duda –dijo la primera rana–: pero no veo la comida.
–Nostros somos la comida –explicó la otra.
“Ladrón”
Se cuenta de Voltaire que una noche se alojó, con algunos compañeros de viaje, en una posada del camino. Después de la cena, empezaron a contarse historias de ladrones. Cuando le llegó el turno a Voltaire, éste dijo:
–Hubo una vez un Recaudador General de impuestos –y nada más.
Como todos lo animaban a proseguir, explicó:
–Ese fue el cuento.
(Los cuentos más breves del mundo. De Esopo a Kafka. Edición de Eduardo Berti. Páginas de Espuma. 2008).
Gil s’en va
Gil Gamés