Política

Durazo y la carabina de Ambrosio

Escuchar audio
00:00 / 00:00
audio-waveform
volumen-full volumen-medium volumen-low volumen-mute
Escuchar audio
00:00 / 00:00

Gil caminaba sobre la duela de cedro blanco con los pelos de punta y punto. El gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, ha hecho en Sonora lo mismo que hizo como secretario de Seguridad Nacional para contener la violencia: nada. Su premio a la oquedad de su cabeza y la inacción fue la candidatura de Morena al estado de Sonora.

Gil lo leyó en un reportaje, un relato estremecedor y magnífico de Elena Reina publicado en su periódico El País: “La noche del martes nadie miraba a Caborca, la última ciudad del desierto de Sonora que comunica con Estados Unidos, de unos 89 mil habitantes. Y los hijos despiadados del que fuera el mayor narcotraficante del mundo, Joaquín El Chapo Guzmán, estaban a punto de sitiar de nuevo una localidad completa. Mientras eso sucedía, toda la información nacional estaba centrada en la división entre los partidarios de Andrés Manuel L(i)ópez Obrador y sus adversarios por una investigación periodística contra el hijo mayor del mandatario; los habitantes de las zonas acomodadas de la Roma y la Condesa, en la capital, protestaban en redes por la ‘invasión yanqui’ que ha disparado los alquileres; los periodistas se unían por primera vez porque los están matando en el interior del país; el país hervía desde el centro y mientras eso sucedía, una guerra se acababa de desatar en el norte, pero también en Michoacán, en Colima, en Guerrero y en Zacatecas, y miles de habitantes rezaban en sus casas para que las balas no atravesaran la pared. Todo esto pasa en México todos los días al mismo tiempo”.

La sonrisa

El relato de Elena Reina cuenta con una precisión estremecedora el río de sangre que desemboca en Sonora: “Hace sólo seis días, L(i)ópez Obrador emprendía una gira por Sonora con Alfonso Durazo, gobernador desde septiembre. El recorrido incluía la revisión de las obras en estadios de béisbol y reuniones con autoridades de los pueblos yécora, seri y yaqui”.

Todo muy bonito, van a macanear de lo lindo en los estadios, las fotos con los seris y los yaquis revelaron su sensibilidad y ocuparon las primeras planas de los periódicos. A Durazo se le veía satisfecho y al presidente también. Así las casas, perdón, así las cosas, “Alrededor de las siete de la tarde del martes, un convoy con más de 20 camionetas desfiló desde Altar (Sonora) hacia Caborca, unos 35 kilómetros al norte. En Altar se han hecho fuertes los hijos de El Chapo, conocidos como Los Chapitos, más sanguinarios e impredecibles de lo que fuera su padre, según los expertos consultados. En este pueblo recóndito a pocos kilómetros de Estados Unidos, el narcotráfico ha encontrado en los últimos años otro negocio muy rentable: los migrantes (…) Y en Caborca mantienen el poder los herederos del histórico capo de los noventa, Rafael Caro Quintero, agrupados bajo su lugarteniente, apodado El Cara de Cochi. Los Chapitos quieren todo el negocio: las rutas de la droga, las armas y los migrantes, cuentan veteranos reporteros de la zona. Por este motivo, amenazan y sitian, cuando se les antoja, la ciudad del enemigo”.

Hay una probabilidad de que el gobernador Durazo se quitara el sombrero y se rascara la cabeza preguntándose como todos los habitantes de Caborca cómo un convoy con más de 150 hombres pasara por delante del destacamento de la Guardia Nacional, y después de otro de la Secretaría de la Defensa, sin que nadie, ni un solo soldado, se asomara a defender el pueblo. Mucho menos la policía municipal: “No hubo una sola autoridad que saliera a enfrentarlo, se escondieron todas las corporaciones. No se trató de un enfrentamiento entre carteles, sino de una exhibición de fuerza que comenzó con la toma de la ciudad, desolada a esas horas, con balaceras a casas, agujereadas sus fachadas, el asesinato de dos hombres que quedaron tendidos en la calle y la búsqueda de posibles enemigos”.

Gil sabe lo que hará el gobernador Durazo: saldrá armado con su carabina de Ambrosio a sonreír. Siempre sonríe Durazo, una rara Mona Lisa de Morena.

Números

El Estado, de casi tres millones de habitantes, explica Reina, tiene una tasa de homicidios que ronda los cinco al día. En 2021 murieron asesinadas mil 968 personas, una cifra que no ha dejado de crecer y que batió un récord letal de 23% más muertes que el año anterior. ¿Cómo la ven?

Todo es muy raro, caracho, como diría Mark Twain: “Es mejor tener la boca cerrada y parecer estúpido que abrirla y disipar la duda”.

[email protected]

Google news logo
Síguenos en
Gil Gamés
  • Gil Gamés
  • [email protected]
  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.