Con la novedad de que el Insabi, el Instituto de Salud para el Bienestar, no sirvió para maldita la cosa. Pacientes sin atención, desabasto de medicinas, desorden, falta dramática de profesionales de la salud. Gil lo leyó en su periódico El Universal en una nota de Enrique Gómez y Antonio López: “Con el voto a favor de Morena, PT y PVEM, el pleno de la Cámara de Diputados aprobó extinguir el Instituto de Salud para el Bienestar y sustituirlo por el IMSS-Bienestar, que se encargará de brindar servicios médicos y medicamentos gratuitos a las personas sin seguridad social”.
Gil se llevó los dedos índice y pulgar al nacimiento de la nariz y caviló: entonces, ¿qué rayos hacía el Insabi? A juzgar por la decisión que han tomado los de Morena y sus satélites, nada. Acabaron con el Seguro Popular a hachazos y lo sustituyeron con palabras. Es que de veras. Todos tendrán derecho a medicinas gratuitas, falso; todos los pacientes sin seguridad social serán atendidos, falso; y eso de que el sistema de salud mexicano será mejor que el de Dinamarca ha resultado una cruel vacilada presidencial.
Conclusión: fracaso rotundo, uno más a la lista de la cuatroté. Los líos que enfrentará el IMSS serán de pronóstico reservado. Hay una probabilidad (pro-pro) de que desmantelen el Seguro Social porque demoler es lo suyo, lo que sea de cada quien. Gilga recordó un texto de Beckett cuyo título debería ser santo y seña de los integrantes de la cuatroté: fracasa mejor. El cinismo como programa político, cavila Gil.
¿Posverdad contra infodemia?
Se enojan los hombres del presidente porque los reporteros quieren hacer su trabajo y saber cuál es el estado de salud del Presidente de la República. El secretario de Gobernación dice que quienes investigan o dan versiones de lo sucedido tienen el alma podrida, como diría el clásico bíblico. Entonces informen, carambas.
Los gobernadores de Morena llegaron a Palacio Nacional desde muy temprano. Bajaban de sus camionetas con rostros cariacontecidos. Salieron como llegaron y no dijeron esta boca es mía. La verdad no es el mejor modo de dar certeza a la sociedad y los medios de comunicación.
Aparición
¿Qué creen? El Presidente apareció finalmente en el Palacio Nacional y explicó que le dio un váguido en Mérida, como que se quedó dormido y le dio el miminski. Además le dio covid. En un video de 16 minutos. El Presidente caminó por un pasillo de Palacio explicando lo que le ocurrió, que se quedó dormidito. Y que se lo querían llevar en camilla, pero charoleó a los generales y les dijo ustedes son militares, pero yo soy el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y me atienden aquí en la silla. Por si se les había olvidado, soy el que soy. Más conjeturas militares don Aguilar.
No se le veía mal, tampoco sabemos cómo estuvo en el momento de la crisis, pero el Presidente entró al salón dedicado a Francisco Madero y que nos receta una pequeña historia de la Decena Trágica. Que si la prensa, que si el hombre bueno, que si los duelos, que si Irineo Paz, que si Santiago Sierra. Y con Madero detrás de su persona, tremendo rollazo para que todos sepamos que se encuentra bien y de buenas.
Ahora mal sin bien: será el sereno, pero el Presidente se desvaneció, ¿de acuerdo? Sufrió un desmayo, ¿de acuerdo? ¿O esto también es la infodemia? ¿Qué sigue?, se pregunta Gilga. Puestas así las cosas lo que viene es empacarnos unas tlayudas. ¿Alguien trae crema? La salsa ya la tenemos, ¿pollito? También. No vayamos a confundir el huarache con la tlayuda, por amor de Dios, no es lo mismo la gimnasia que la antonomasia, o como se diga. Pues todo felices y contentos y ya no infodemien a la posverdad.
San Madero
Gil jura y perjura que se encomendará al santo de la democracia, san Madero. Dicen los historiadores más reputados, conocedores de la vida de don Francisco, que el mártir de la democracia tenía una hermana, Alma. Ya, carambas, esto no es chiste, aquí se decide el futuro de la República y ustedes en la infodemia.
Gilga no quisiera que lo tacharan de conservador, pero después de mucho leer a Taibo pueden ocurrir los váguidos y sensaciones como de que uno se queda dormido. De verdad, por San Madero.
Todo es muy raro caracho, como diría Goethe: “Preciso es que el placer tenga sus penas; el dolor sus placeres”.