Gil acusa fatiga de metal. Mienten los que afirman con dolo que Gamés resbaló con una cáscara de whisky navideño y que a eso se debió su ausencia de ayer en esta página del directorio. Nada más falso. Gilga quedó atrapado en un dantesco congestionamiento en el Segundo Piso del Periférico. Sin más arma que su celular, Gilga intentó escribir en él su contribución. Imposible. El tiempo pasaba, los conductores con pelo se lo arrancaban, los que lo habían perdido se daban bofetones en la calva. Y así, hasta que al llegar al amplísimo estudio, presa de la desesperación, con las neuronas apagadas y con lágrimas en los ojos, renunció a la diaria tarea de arrojar la piedra al charco de la vida pública. Helas!
Ahora mal sin bien, Gilga tiene la angustiante impresión de que las campañas o precampañas o poscampañas electorales han arrancado 100 veces, una y otra vez, de que vive expuesto a una eterna contienda electoral como si nada más ocurriera. ¿Así es en otros países? Sin ellas, pareciera que moriríamos de tedio, no tendríamos en qué pensar, ni qué hacer. Transcurría el tercer año del gobierno de Peña Nieto, apenas caminábamos sobre las cenizas de la elección de 2012 y ya todo mundo miraba hacia delante y hacía apuestas. Quizá sea una enfermedad a la cual los neurólogos no le han puesto nombre, una mezcla de ansiedad, obsesión, ceguera selectiva, en fon. Y aquí estamos en el arranque de las precampañas.
Los mismos tres
Si Gil fuera un prestigiado politólogo escribiría un artículo de chunga y vacilada sobre lo predecible de lo impredecible. Al final los candidatos a la Presidencia resultaron ser los mismos que pintaban desde hace al menos dos años. Nos habríamos evitado ríos de tinta y caudalosas corrientes electrónicas. Piénsenlo bien: de Liópez nadie tenía duda pues lleva en campaña casi 20 años, hizo un partido político del cual es dueño absoluto vaciando al PRD y muy pronto hizo público su enloquecido programa de gobierno.
Gil oyó que el candidato del PRI a la Presidencia podría ser José Antonio Meade en mentideros de la política hace mucho tiempo, pero los que saben dudaban: que Osorio Chong no lo permitiría, que si el Presidente prefería a Aurelio Nuño, que Narro era el caballo negro, que a De la Madrid se le veían piernas de jinete, un jinete jibarizado, pero nada le hace. Al final, en un acto bochornoso de viejo priismo, Meade fue el candidato, el gordo de la CTM lo recibió con los brazos abiertos y el candidato sin partido pidió con humildad que el nido del PRI lo cobijara.
Ricardo Anaya, El Joven Maravilla, dominó las redes del PAN, se hizo del partido, arrinconó a los calderonistas y dijo: estos espots son míos y de hecho empezó su campaña, a la que añadió la idea de un frente ciudadano formado por el PAN, el PRD y Movimiento Ciudadano. Que el Frente estallará en mil pedazos y fracasará a la hora en que decidan quién será el candidato, que las arañas perredistas, que Mancera se inconformará. A la hora buena, Anaya ha sido el candidato del Frente a la Presidencia. Por cierto, nadie le quita a Gil de la cabeza que Margarita Zavala debió esperar hasta el último día para decidir su futuro político, pero en fon. La política predecible: Liópez, El Joven Maravilla y el Ciudadano empiezan sus precampañas. Al infinito y más allaaá.
Primer acto
Las precampañas inician el 14 de diciembre de 2017 y terminan el 11 de febrero, fecha en que empiezan las campañas de verdad. En el Hilton del Centro de Ciudad de México, Liópez arranca su precampaña presentando (ah, un gerundio, ya escaseaban) al gabinete que en caso de ganar la Presidencia se enfrentará a la mafia del poder. Anaya viaja a Querétaro: santos orígenes, Batman, volvemos a la cuna. Meade tomó un vuelo comercial rumbo a Chiapas para iniciar la precampaña en San Juan Chamula, donde explicará a sus seguidores los tres grandes retos: inseguridad, corrupción y economía familiar. ¿Cómo la ven? Dicho esto sin la menor intención de un albur desafiante. Por cierto, todos ustedes tienen que ver más bax.
Así es: los viernes Gil toma la copa con amigos verdaderos. Mientras el mesero se acerca con la charola que soporta el Glenfiddich 15, Gamés pondrá a circular las frases de Winston Churchill por el mantel tan blanco: Evito siempre predecir de antemano, porque es mucho más fácil hacerlo a posteriori.
Gil s’en va