Las elecciones presidenciales en Estados Unidos están a tan solo unos meses de realizarse, la semana pasada fue la Convención Nacional del Partido Demócrata en la que los militantes de dicho partido cerraron filas a favor de Joe Biden para que él sea su candidato; en tanto los republicanos habrán de elegir al presidente Donald Trump como su aspirante el día de hoy durante la Convención Nacional del Partido Republicano.
Evidentemente Trump y Biden son políticos diametralmente opuestos. Biden es un político con expertise en el servicio público, a su vez, forma parte del establishment político del partido demócrata, fue vicepresidente de Obama (2009-2017) y cuenta con una larga trayectoria como legislador, en el tema ideológico si bien no representa al sector progresista de los demócratas si ha tomado algunas ideas de la plataforma política del ala izquierda del partido para que estas formen parte de su agenda política durante la campaña electoral.
Un factor que sin duda alguna le generará votos a Biden es la elección de Kamala Harris como su compañera de fórmula (candidata a vicepresidente). Entorno a la fórmula demócrata se han aglutinado desde gente de izquierda hasta aquellos republicanos que están decepcionados de la labor de Trump.
Biden y Harris llegan a la campaña electoral con todo el respaldo de su partido y con el apoyo de sectores de la población estadounidense que son claves en las votaciones; de acuerdo con una encuesta efectuada entre el 12 y 15 de agosto por The Washington Post y ABC News, las mujeres, los votantes negros y los votantes blancos con título universitario son aquellos grupos poblacionales en los que la intención del voto favorece mayoritariamente al exvicepresidente.
En el supuesto que Biden salga vencedor en la elección presidencial, lo cual es factible, seguramente Estados Unidos volverá a recuperar terreno en un tema que es de suma importancia para la clase política estadounidense: su política exterior.
Desde que Trump es presidente el papel de Estados Unidos dentro los organismos internacionales ha sido magro, lejos está de ser aquella nación que velaba por la salvaguarda de estas instituciones, el que se haya salido del Acuerdo de París (acuerdo que establece medidas para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero), así como su retiro parcial de la Organización Mundial de la Salud (OMS) son acciones que han minado su liderazgo internacional, esto a su vez ha sido aprovechado por China para proyectarse como la nueva superpotencia mundial.