La legitimidad del presidencialismo mexicano a mitad del siglo XX recaía principalmente en que el proyecto de Estado-nación que abanderaba eran las causas de la Revolución Mexicana.
Para cristalizar las causas de dicho movimiento era importante que el PRI siguiera vigente en el poder; el régimen presidencial de partido único contaba con el respaldo del pueblo mexicano, había tanto crecimiento como desarrollo económico, lo que ocasionó el surgimiento de una clase media pujante en las principales urbes del país.
No obstante, la concentración del poder por parte del Ejecutivo generó prácticas despóticas.
El movimiento estudiantil de 1968 fue el corolario de la debacle del régimen presidencialista de partido único, a partir de ese año intelectuales, sectores de la sociedad, así como los partidos políticos de oposición empezaron a cuestionar hondamente el gran poder que tenía el poder ejecutivo.
En 1977, durante el sexenio de López Portillo, se aprobó una reforma política, impulsada por el secretario de gobierno Jesús Reyes Heroles, la cual sentó los cimientos para un régimen más democrático y plural, gracias a esta reforma en los años 80´s los partidos de oposición comenzaron a tener voz en el parlamento debido a la nueva fórmula de representación proporcional, además, surgieron las primeras alternancias políticas en las capitales de algunos estados, como Chihuahua y Durango.
Después de las elecciones acaecidas en 1988, en donde los resultados electorales fueron controvertidos, el régimen presidencial empezó a cambiar de manera sucinta, el PRI tuvo que ceder espacios políticos a su enemigo histórico:
el PAN; de igual manera, cuando el gobierno mexicano, en la gestión de Salinas de Gortari, adopta el neoliberalismo como modelo económico se inicia también la aprobación e implementación de reformas políticas-electorales (impulsadas por los partidos políticos de oposición y la sociedad civil) que dieron paso a la creación del IFE, un órgano electoral autónomo que se encargaría de realizar las elecciones en lugar de la CFE que dependía del Gobierno Federal; como resultado de ello las elecciones empezaron a transparentarse.
En 1997, por vez primera, el PRI pierde la mayoría de la Cámara de Diputados, a partir de ese momento el poder legislativo emergió como un contrapeso al poder ejecutivo, el diálogo entre ambos poderes comenzó a darse, algo común para una democracia.
En 2000 el régimen presidencialista mexicano de partido único llegó a su fin con la llegada del PAN al poder.