Inevitablemente China se convertirá en el próximo lustro o década en la primera potencia económica del mundo, de ser un país que en la década de 1970 basaba su economía en el sector agrícola, que en la década de 2000 tenía una economía enfocada al sector manufacturero, actualmente es una economía focalizada en el sector servicios (aproximadamente 54.5% de su PIB), empleando a alrededor del 47% de su fuerza laboral (Banco Mundial, 2022).
El éxito económico chino se ha dado gracias al aparato estatal del Partido Comunista Chino, desde la década de 1980 China ha implementado una economía socialista con características chinas.
Esa economía “socialista” es nadas más y nada menos un capitalismo de Estado promotor del libre mercado, en pocas palabras.
La búsqueda por ser el Hegemon económico en el mundo no se puede entender sin el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda, que como su nombre lo dice, tiene la intención de emular la vieja ruta de la seda implementada por la dinastía Han (207 a.c-200 d.c) que catapultó a China como uno de los imperios más importantes en aquel entonces.
De acuerdo con Ruiz Claudia (2022), De Mao a la Nueva Ruta de la Seda, la ruta fue una red caminos para comerciar con Persia, Somalia, India, Egipto (ruta del norte); Pakistán, Afganistán y Asia Central, Iraq y Siria y el Mediterráneo (ruta sur); Tailandia, Java, Burma y Bangladesh (ruta del sudeste); además de productos, la ruta fue un camino donde alguna vez transitaron ideas, religiones e inventos, lo cual trajo un progreso significativo no solo para China sino para las civilizaciones de todo el mundo.
Desde 2013 China abiertamente ha hablado ante el mundo sobre la nueva ruta de la seda, aunque se sabe que desde la época del presidente Deng Xiaoping (década de 1980) empezaron a planearla.
El presidente chino Xi Jinping en diversos foros económicos ha dicho que la nueva ruta de la seda tiene como fin llevar prosperidad económica al mundo, de acuerdo con el mandatario chino su meta es “promover el flujo ordenado de factores económicos, la asignación altamente eficiente de recursos y la profunda integración de mercados” mediante una red de carreteras, vías férreas, ductos energéticos y digitales.
Sin embargo, el proyecto creado y promovido por el gigante asiático no solo se ha impulsado con miras a colocar a China como próximo Hegemon económico, tiene, también, un trasfondo geopolítico.
El objetivo primigenio de la Nueva Ruta de la Seda es colocar al gigante asiático como primera potencia mundial, empero ante la opinión pública es un quid pro quo de China para el mundo y del mundo para China en aras de servir a “una comunidad de intereses compartidos”.
A este proyecto se han sumado países de Euroasia, África, Medio Oriente y Asia.