Fue en la premiación de un concurso de periodismo en energía en la terraza del hotel Habita. Estábamos unas 75 almas: periodistas, invitados, miembros del jurado y el staff de Gas Natural Fenosa, empresa española con más de 1.5 millones de clientes en México, convocante del certamen que ya está en su quinto año.
Del jurado estaban Ángel Larraga, country manager de Fenosa en México; Adrián Escofet, presidente de la Asociación Mexicana de Energía Eólica, y yo. Al dirigirme a los periodistas, los advertí de que tenía tres propósitos: felicitar, regañar y animar. Los felicité por un trabajo extraordinario de reportar sobre el sector en el primer año de la articulación institucional de la reforma energética de 2014.
Los regañé por sus pecados de omisión y por los vicios en sus reportajes. De las omisiones, noté que en 68 notas entregadas no hubo ninguna mención a la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente, el Centro Nacional de Control de Energía o el Fondo Mexicano del Petróleo para la Estabilización y el Desarrollo. Tampoco vi entrevistas con sus directores generales.
Respecto a los vicios, dije que ya no es aceptable publicar una nota con una sola fuente o solo fuentes oficiales. De persistir, sus notas perpetuarán al PRI-periodismo de tristes recuerdos. Otro vicio es no consultar fuentes en inglés. "No basta presumir que comprenden el sector energético de México solo con fuentes en español", proferí. Tampoco vale repetir cifras oficiales sin un intento de análisis propio.
Con relación a los léxicos, solo en una nota, escrita por Ivette Saldaña, apareció la palabra farmout, una figura común en otras jurisdicciones y Pemex contempla utilizar en aguas profundas. Por el lado de electricidad, aparece el término "precios negativos" en el Manual de Subastas del Cenace, pero nadie, al parecer, entiende su significado.
Por último, toqué el tema de la libertad de expresión en el sector. Es evidente que se practica la autocensura con relación a ciertos temas: el Quinazo de 1989 tenía todo a su favor, menos una realidad en los hechos, pero ningún periodista tuvo la valentía de entonar que el emperador andaba desnudo (en el sexto aniversario, en Reforma, escribí sobre "Los costos y beneficios del Quinazo a largo plazo").
Tema de gran omisión sigue siendo la corrupción en las oficinas de obras públicas en ciertas delegaciones y municipios, donde las solicitudes para crear o ampliar una red de ductos de gas natural son negadas, todo por la influencia tóxica de los interés comerciales que no quieren que el gas natural sea competidor en sus mercados domésticos y comerciales.
Terminé mi vivisección de las prácticas de los reporteros con el exhorto de que en 2016 el desempeño sea superior al de 2015.
Después de la premiación a los ganadores del concurso se realizó una recepción con vino y botanas. Confié en que se me acercarían periodistas para discutir coincidencias y discrepancias, pero nada. Era como si mis regaños no fueran aplicables a ellos, sino a otros.
Sólo una desconocida nos saludó a mí y al colega Guillermo Suárez y Farías. Hilda Tejada nos dijo ser lingüista y traductora de inglés y de chino. Para ella es importante actualizar el vocabulario energético. "Farmout debe tener una traducción puntual en el castellano mexicano", manifestó. (Tiene razón: es poco probable que aquí se permita un término de otro idioma para referirse al contrato entre Pemex y una petrolera internacional en los bloques estratégicos de aguas profundas.)
En ese contexto mencioné nuestro proyecto del Diccionario del Sector Energía en México, que ya cuenta con más de mil 800 léxicos, la mayoría de leyes, reglamentos y disposiciones.
Luego me fui a varias mesas donde departían periodistas. Les pregunté cuáles de mis comentarios fueron los más interesantes. Uno mencionó que le había llamado la atención mi insistencia en utilizar más de una fuente.
Interesantes o no, fue infructuoso mi propósito de ampliar mi red de contactos con los reporteros que cubren el sector energía. Salí del evento con una sola tarjeta de un periodista.