un rasgo típico de sociedades avanzadas es la amabilidad y consideración con que la gente se comporta en las calles, con propios y extraños. Avanzadas no solo por nivel de solvencia económica y productividad; la calidez en el trato, un profundo sentido de humanismo y honestidad, son valores perennes, y el fundamento de una civilización que pretende crecimiento continuo.
Lo mexicanos somos gente solidaria, amable y entusiasta por naturaleza; pero algo nos ha ido cambiando en las últimas décadas, y el egoísmo y la indiferencia nos han llevado a la parálisis. La criminalidad tiene sus orígenes en la falta de amabilidad. El común de los delincuentes procede de hogares donde la calidez y la concordia entre sus padres un día saltaron por la ventana o nunca existieron. Los chicos tenderán a replicar esa amargura en su trato con otros conforme crecen.
Tanto esperamos ver un país diferente, y poco nos asomamos a cambiar nuestro interior. Esperamos pasivamente una transformación, es hora de realizarla nosotros; y nada tiene tanto poder como una actitud empática y cálida con la gente. Impulsar el cambio precisa un mejor trato; nada nos cuesta la cortesía en el tráfico; ceder el paso, manejar con más prudencia. No ser de esos tipos agrios de carácter, que ni los buenos días responden.
Una sonrisa al peatón, a la cajera del supermercado, desearle al empacador “que tenga excelente día”. Despertar llenando la mente y la boca de ideas positivas, de contar bendiciones. Practicar el ser agradecidos es otra de las llaves para abrir las puertas del crecimiento; ganarás muchos amigos y tendrás manos prestas a ayudarte en el camino. Bajarte a empujar un coche averiado en plena avenida te quitará unos minutos, pero te irás con el corazón lleno, y con la sensación de gozo y de haber hecho lo correcto. Dejar limpios y ordenados los servicios públicos, pensando en el próximo que vendrá a usarlos, e invitar a tus hijos y amistades a hacer lo mismo, genera una gran cadena de cambios. Te lo aseguro: pensar en los demás genera una mejor sociedad, poco a poco. La amabilidad es contagiosa; vale la pena apostarle a ella en aras de un mejor país y una mejor vida. _