Un elemento básico de cualquier sociedad democrática es que sus integrantes tengan las mismas posibilidades para ejercer sus derechos. Esto implica que todos, hombres o mujeres, tengan acceso a la educación, el trabajo, la salud y la cultura, entre otras cosas. Sin embargo, a pesar de estar en el siglo XXI, hay muchos ámbitos con escasos avances para las mujeres. Por eso se vuelve prioritario luchar por erradicar prácticas que les impiden un acceso equitativo a todos los espacios.
La reciente conmemoración del Día Internacional de la Mujer es un momento oportuno para reflexionar sobre su condición actual. La idea de celebrar a la mujer surgió a finales del siglo XIX, pero tomó fuerza en los primeros años del siglo pasado, como resultado de la movilización de mujeres en Alemania, Austria, Dinamarca, Estados Unidos, Suiza y Rusia, que luchaban por el derecho al trabajo y el voto para ellas. Finalmente, la conmemoración fue establecida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1975. Desde esa fecha se han hecho diversos esfuerzos para lograr la igualdad plena entre los géneros.
Este año, el tema global de la fecha es alcanzar la inserción plena de las mujeres en el mundo laboral. El objetivo es que en el año 2030 el planeta cuente con una relación paritaria de empleos para ambos géneros. Esta meta es todavía lejana, pues de acuerdo con la ONU, a nivel mundial, apenas 50 por ciento de las mujeres en edad para trabajar lo hacen. Además, la mayoría labora en el sector informal de la economía.
En el caso de México, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, en 2014, el trabajo remunerado de las mujeres fue, en promedio, de 20.5 horas semanales, mientras que el no remunerado fue de 53.9 horas semanales. Estas cifras revelan que la participación femenina en el mercado laboral es limitada y ocurre en condiciones muy dispares respecto a los hombres.
Esta situación obliga a definir las acciones necesarias para lograr que las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres, al acceder a un empleo. Son necesarias acciones que permitan su incursión en ese espacio. Para ello, la sociedad mexicana debe promover nuevas políticas públicas de empleo con perspectiva de género. Si se aspira a ser una sociedad con plenos derechos, la fecha debe servir para hacer un balance de lo realizado y, a partir del mismo, definir nuevos métodos para revertir la desigualdad entre hombres y mujeres.