¡Habemus Reforma Educativa! Se dice por ahí, una vez que ha sido aprobado el decreto que sobre la materia envió al Congreso de la Unión el Presidente de la República.
Aunque todavía falta la aprobación en al menos 17 congresos locales, ya se da por hecho que caminará hacia su implementación sin mayores problemas.
Hasta aquí vamos aparentemente bien, con planteamientos generales y buenas intenciones que ahora deberán traducirse, en las leyes secundarias y documentos que definan la operatividad, en señalar los cómos de todo lo que se plantea en el decreto correspondiente.
Se deja claro en la reforma constitucional el papel del Estado, lo cual nunca ha sido problema definir, sino el cumplimiento de los compromisos derivados de ese papel.
Por ejemplo, se habla en el Art. 3º. de garantizar la educación inicial (primera infancia) y la educación superior, cuando no se ha cumplido con la obligatoriedad de todos los grados de la educación preescolar y la educación media superior.
En cuanto a contenidos habrá que esperar las propuestas de modificación a Planes y Programas, puesto que aparecen como supuestas novedades (que no lo son) la concepción explícita de literacidad para abordar la enseñanza de la lectura y la escritura; la idea de escuela inclusiva que viene a cambiar el esquema de educación especial; el fortalecimiento de las Escuelas Normales, que es un viejo tema y promesa incumplida; también está el apoyo a la investigación e innovación científica, humanística y tecnológica, que hasta la fecha ha dejado mucho que desear.
Es de esperar que, dada la orientación del nuevo gobierno, por el bien del país ahora sí se avance en estos asuntos.
Pero es importante entender que no todo se puede esperar de la administración central.
En los estados, las regiones, los municipios y, más aún, en los sectores y las zonas escolares, tenemos la obligación de hacer una revisión crítica de lo que se está planteando, de nuestro contexto y posibilidades para ponerlo a tono con la realidad local, es decir, tenemos que afianzar el proyecto regional alineado a la propuesta nacional, pues la verdadera reforma educativa es la que se hace en las aulas y en las escuelas en el día a día, con nuestros maestros.
Aquí es donde hay que poner el énfasis. Generar las condiciones para que el discurso se traduzca en una práctica efectiva.
En ello tenemos ya avances en La Laguna. Estamos recuperando la centralidad de la pedagogía en el trabajo escolar.