La tragedia nacional por el sismo del martes 19, que ha continuado con miles de réplicas leves, es uno de los peores acontecimientos que han afectado al país. Casi no se ha salvado ninguna región, pero hay áreas particularmente damnificadas.
En Ciudad México se habían contabilizado hasta el mediodía del viernes 160 decesos. Junto con una solidaridad que es práctica en las desgracias mexicanas. No han dejado de presentarse oportunismos políticos y saqueos.
El secretario de Gobernación pidió decisiones sobre el apoyo de partidos a damnificados. La SEP suspendió tareas escolares y solicitó revisión de escuelas.
Hubo manifestaciones de solidaridad no del todo acostumbradas, como es el auxilio psicológico para encarar el estrés postraumático. El rescate de muertos y lesionados es constante. Un derrumbe en la colonia Obrera acarreó hasta la muerte de una tailandesa servicial.
Un daño muy lamentado del cual informa el Episcopado Nacional: hubo daños en 651 templos, particularmente en Cuernavaca y en Puebla.
Ha sido reconocido el activismo solidario de miles de jóvenes que han auxiliado mañana y noche a damnificados. El socorro alimentario ha sido abundante y ahora se envían recursos a Oaxaca y Chiapas, estados ya muy lastimados.
Ha sorprendido para bien la solidaridad de empresas, igual que el recurso maligno de avisos falsos para acceder a apoyos. El oportunismo saqueador ha obligado a la Segob a que no se entreguen documentos personales con el supuesto fin de entregar recursos del Fondo de Desastres Naturales.
La simultaneidad de auxilios y de abusos vuelve a presentarse, así como el oportunismo político para firmar como propios auxilios que son ajenos a los partidos.
López Obrador propuso que recursos destinados a su partido se debieran canalizar a las desgracias de los sismos, lo cual fue recriminado por el INE. El jerarca del PRI hizo lo propio. Como dijo el presidente de Morena, no importa quién lo propuso, sino que se brinde el auxilio.
En Morelos se pelean apoyos por el control de los bienes y servicios ofrecidos. Lastima la acusación de que las ofertas de Caritas fuesen desviadas para el DIF estatal.
Conviene que venga lo que solicitó el gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, quien pidió la declaratoria de desastre para 12 municipios mexiquenses.
La desaparición de centenares y aún miles de hogares y casas ha obligado a quienes se beneficiaron con su construcción a que colaboren directamente en la reparación y, sobre todo, construcción de nuevas viviendas.
Solidaridad y saqueo como oportunismo son las marcas principales de lo que ha venido ocurriendo. Va para muy largo el rescate nacional.