El año pasado, socarronamente, le pedía al futuro alcalde de Torreón a que no cometiera los errores de quien entonces ocupaba la presidencia municipal.
Socarronamente porque ambos alcaldes, el anterior y el actual, son la misma persona.
En clave seria aquello era un exhorto a cambiar por el bien de Torreón.
Hace tres meses, el 4 de agosto, analizaba yo información oficial, del laboratorio de SIMAS, vertida en un documento de diez páginas llamado “RESULTADOS DE ARSÉNICO Y PLOMO EN POZOS Y TANQUES QUE ABASTECEN A LA CIUDAD DE TORREÓN, COAH., 1ERA EVALUACIÓN 2019”.
Ahí se constata que 27 de 80 pozos que nos dan de beber tienen arsénico por encima de la Norma Oficial Mexicana.
Peor aún, 70 de los 80 pozos no pasan el criterio de la Organización Mundial de la Salud sobre potabilidad del agua.
De los únicos 9 pozos reportados en el informe que cuentan con filtros antiarsénico, siete surten agua con más arsénico que lo que dicta el criterio de la OMS y tres la surten con más de lo que dicta la NOM mexicana.
Es decir, sólo dos filtros de los nueve funcionan como deberían.
Ante este desastre, ese agosto, el nuevo alcalde se atrevió a invitarnos a beber agua envenenada diciendo que no había problema.
Esta semana, cuando de nuevo surge el tema, declara que “contamos con la mejor calidad (de agua), no tengan la menor duda”.
Pues no. Con la pena Sr. Alcalde, pero usted miente. Nuestra agua es mala.
Más que un sistema de agua potable, lo que Torreón -la Zona Metropolitana- tiene es un sistema, inmejorable y eficiente para repartir el cáncer.
Quienes habitamos La Laguna no tenemos que ir a buscar el riesgo de contactar esta terrible enfermedad, los gobiernos nos traen el riesgo hasta nuestras casas.
Quiero pensar que la respuesta del alcalde es por sentir que se le culpa de la presencia del arsénico. Para nada.
La culpa es de quienes han sobreexplotado nuestros acuíferos y de las autoridades que lo han permitido. Quítese esa culpa.
Deje de mentir. Acepte que tenemos un problema. Únase a quienes estamos luchando por encontrarle una solución.
Nos hace falta.