Nuestro país no se distingue por el imperio de la ley. La violan los partidos políticos, los gobernantes, los sindicatos, los empresarios y los ciudadanos. “Hecha la regla, hecha la trampa” pudiera ser nuestro mantra.
Pero no se deprima. Hay políticos, funcionarios, sindicatos, empresarios y ciudadanos que aspiramos a un México con mayor orden y armonía Recientemente promovimos un amparo por la introducción de un gasoducto que estaba por atravesar la Sierra del Sarnoso y el cañón formado por el arroyo de las Canoas en los municipios de Lerdo y Gómez Palacio.
La parte ya instalada –y la que falta- atraviesa territorios declarados legalmente como de protección y de conservación, donde las actividades industriales no están permitidas.
Esta declaratoria de protección y conservación se establece en unidades territoriales denominadas UGAs (Unidades de Gestión Ambiental). La declaratoria de cada UGA, contenida en el Programa de Ordenamiento Territorial o POEY tiene por objeto servir de instrumento de planeación municipal. Instrumento para ordenar de manera armónica y sustentable cada municipio. Por lo tanto entendemos que la instalación del gasoducto llamado Ramal Dinamita constituye una ilegalidad.
Prodefensa del Nazas, AC, organismo ciudadano al que pertenezco y represento manifestó, esta ilegalidad ante un juez y este nos dio la razón en una primera instancia. La suspensión provisional de las obras del gasoducto han generado reacciones virulentas por parte de funcionarios estatales y municipales quienes, con una liviandad pasmosa, nos acusan de querer dañar a la economía y de tener motivaciones político-electorales.
Prodefensa del Nazas está por el desarrollo, el crecimiento de la economía y la creación de empleos. La estabilidad económica puede terminar con muchos de los problemas de conservación que tenemos. Estamos también por el imperio de la ley, por la conservación y por el cuidado de los ecosistemas que soportan al desarrollo y a la economía. Por ello acudimos a la ley para detener un modelo de crecimiento económico violento, ilegal, rapaz y suicida que no debería tener cabida en nuestra comarca, en nuestro país o en nuestro planeta. Sin naturaleza no hay economía.
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