El 5 de noviembre de 2014 fue una noche de miércoles fresca y lluviosa. En cinco semanas el horror y la indignación iban creciendo en México.
La desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa sobrepasaba, con mucho, los horrores mexicanos. En Ruedas del Desierto decidimos no quedarnos callados.
Le dedicamos nuestra rodada a los desaparecidos. Alguien hizo unos grandes escapularios con las fotos de los normalistas y con leyendas “Tu lucha es mi lucha, tu dolor es mi dolor” y “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!” consignas que se han vuelto demasiado comunes en México. Deprimentemente comunes.
Pasamos por las oficinas de los principales periódicos a entregar un comunicado estableciendo nuestro horror y nuestra solidaridad. En Notivox salió a atendernos Cecilia, la reportera roja.
Por el frío y por el agua éramos no más de veinte ciclistas. Para sorpresa de todos la reportera se dirigió al más joven del grupo, Alex, que debe haber tenido doce años en ese tiempo. Nuestra sorpresa tenía unas cucharadas de estupor.
¿Qué podría declarar alguien tan joven sobre un horror tan grande e incomprensible?
“¿Porqué te estás manifestando?” preguntó la reportera. La respuesta de Álex nos sorprendió a todos.
“Porque no me parece justo que haya tantas mamás que no sepan qué pasó con sus hijos” fue resumidamente lo que Alex respondió. Fue una respuesta más extensa, por supuesto, pero centrada en el drama humano, personal y familiar de aquél acto de barbarie.
Fue una respuesta clara y sincera. La respuesta de Álex creo que reveló también la forma en la que había sido criado. De otra manera no explico su madurez y su compasión tan precoz.
Álex tiene mucha vida por delante, pero al igual que su hermano Jaime tiene cimientos fuertes para soportar vendavales. Cimientos construídos por Rosy su mamá y Jaime su papá. Jaime, Jaimote, entrañable amigo y camarada en la lucha por la bicicleta.
A quien desde ya estamos extrañando horrores. Jaime, que partió la madrugada del viernes, pedaleando a un sitio especial en los corazones de quienes tuvimos el privilegio de tratarlo.
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