Política

Año clave

  • Columna de Francisco Valdés Perezgasga
  • Año clave
  • Francisco Valdés Perezgasga

Este año que empieza, el 2021, será un año clave para el planeta, es decir, para nosotros. Los retos ambientales que enfrentamos siguen siendo muchos y profundos. 

El reto ambiental más grande que enfrentamos es, sin duda, el agua. Vivimos en un desierto. 

Cada año, en promedio, llueve una lámina de 250 mm mientras que nuestro clima cálido evapora una lámina diez veces más grande, 2500 mm. 

Quiere decir, cambiando unidades, que en promedio nos llueven 250 litros por metro cuadrado y se evaporan 2500 litros por metro cuadrado. 

Este desbalance es el que nos ha dado las maravillosas adaptaciones de las formas de vida del desierto. Plantas con espinas en lugar de hojas, plantas con hojas muy pequeñas y que sólo respiran en en el frescor nocturno para no perder agua. 

Mamíferos que sólo se activan en la noche fresca algunos de los cuales, como las ratas canguro, que nuca beben agua sino la generan a partir de la metabolización de su comida, reptiles que orinan sólidos, etc.

Los humanos no podemos vivir con un desbalance tan brutal. 

Nos salvan dos grandes ríos que nos traen agua desde las cimas de la Sierra Madre Occidental. Ríos que, a lo largo de milenios llenaron grandes depósitos subterráneos. 

Desgraciadamente, estamos a punto de perder esta bendición.

La agricultura industrial ha abusado de nuestras fuentes de agua. Los ríos están presos detrás de múltiples presas y se desvían hacia los campos de cultivo. 

Los acuíferos han sido sobreexplotados. Todo para sostener la producción de cultivos sedientos como el algodón y la vid antes y ahora la alfalfa y los nogales.

Si el agua es la variable maestra que define la vida en el planeta, su abuso aquí es, en suma, la madre de todos nuestros problemas. 

Hay otros problemas ambientales como la mala calidad del aire, exacerbada por una movilidad motorizada por una mala planeación urbana que nos ha dado ciudades desparramadas. 

La actividad industrial -incluida la agricultura que se practica aquí- aporta también ponzoña a suelos, aire y agua.

La crisis global de biodiversidad también se expresa aquí. Una veintena o más de especies de agua dulce se han extinguido en los últimos sesenta años. 

Especies que eran la expresión de estirpes que sobrevivieron catástrofes planetarias como eras del hielo, impactos de meteoritos, etc. no pudieron adaptarse a la disrupción de nuestra avaricia.

Para 2021 hay signos esperanzadores. La Ciclovida de la Colón, que permitirá desplazamientos en bici más seguros en Torreón y el renovado esfuerzo de activistas y naturalistas por conservar la naturaleza que sostiene nuestro bienestar son buenas señales. 

Pero urgen mejores ciudadanos, mejores medios de comunicación y mejores gobiernos. 

Este año es clave. Queda poco tiempo para detener nuestra loca carrera al abismo ¿Te sumas?


twitter.com/fvaldesp


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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