Un año más en el que el medio ambiente ha sufrido recortes y desdenes desde el campo gubernamental pero también individual.
¿A cuántos festejos ha asistido usted en estos días en los que se sirvió en desechables? Una opción que se justifica bajo el manto de lo “práctico” pero que esconde una razón que no puede decir su nombre: la huevonería de no lavar platos y el abuso al mundo de las generaciones que vienen.
Nuestra generación -y las otras con las que habitamos este planeta azul y café y verde- somos unas verdaderas ratas. Nuestra conducta les roba el futuro a los que vienen. Hemos rotol pacto sagrado intergeneracional de dejar un mundo mejor al que encontramos. El plato de unicel sobre el que descansan los tamales es prueba de ello.
El plato de unicel, unido al vaso de unicel, unidos ambos al tenedor de plástico y al envase vacío de refresco, unidos todos a la hoja del tamal y sus restos en la basura es otro síntoma de nuestra inconsciencia. No usar nunca desechables es una pequeña muestra de que no queremos joder más al planeta. Separar la basura es otra. Deberíamos tener una preocupación central por generar el mínimo de residuos. Somos demasiados humanos. Nuestra basura ahoga comunidades, envenena el suelo, escurre tóxicos hacia los acuíferos, tapiza los océanos.
Visto desde arriba el tamal es una muestra de una sabiduría milenaria. La solución prehispánica para hacer portátil la comida, indispensable para el viajar o trabar en el campo. Un alimento práctico y exquisito que no deja de evolucionar. La incorporación de la manteca de cerdo o los rellenos de carne son prueba de esto. Los tamales de chocolate -el matrimonio de mantequilla, maíz y cacao, que recién descubrí en Oaxaca- son otra. Toda la tradición y la tecnología de cinco mil años que es el tamal es deshonrada cuando lo colocamos en un plato de unicel. O cuando mezclamos su hoja o sus restos compostables con otros residuos que no lo son.
Si vamos a hacer un propósito de año nuevo seamos valientes, seamos atrevidos, pero empecemos con propuestas simples como no usar nunca más desechables que nos sirven unos minutos pero que envenenan al planeta por siglos y milenios.
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