Es evidente que en conjunto, los laguneros no queremos a nuestro río. Basta un vistazo así sea superficial, para comprobar la enorme cantidad de basura que el agua arrastra y deposita en sus orillas.
Parecemos olvidar una verdad absoluta hasta ahora, la de que no puede haber ninguna ciudad en el mundo sin la proximidad de una fuente de agua dulce. “Una hora para cruzar el charco Nazas”, colocó alguien en su muro de Facebook durante la avenida de hace seis años para expresar el malestar que le causa el cierre de los vados del lecho seco.
Lo triste del asunto es que en esta ocasión, la sexta vez que el río corre por su cauce natural desde que se construyeron las presas, también se dejaron ver en las redes sociales comentarios similares. No se trata de reacciones generalizadas, pero ponen de manifiesto como un gran número de las personas que habitan en el área conurbada no tienen una real consciencia de lo singular y frágil que es de origen nuestro sistema hidrológico.
A grandes rasgos este sistema puede ser descrito como un desierto surcado por dos ríos de temporal que, a diferencia de la gran mayoría de las demás corrientes de agua dulce del país, no desembocan en las costas sino que vacían sus aguas en cuerpos lagunares en plena estepa. En pocas palabras, el nuestro es (era) un semidesierto con una inusual cantidad de agua superficial y subterránea.
Al estrangular el flujo natural del Nazas y del Aguanaval, las grandes lagunas de Mayrán y de Viesca fueron desecadas por completo. Y al no correr agua por ambos causes se imposibilita la recarga natural por filtración a través de los suelos arenosos de los mantos subterráneos. Hace décadas los pozos para extraer las limpias aguas medían de 15 a 20 metros; hoy es necesario perforar a más de cien metros.
Ir a tomarse una serie de fotos en las orillas del Nazas para manifestar nuestra identidad lagunera no sirve de nada si dejamos un cúmulo de basura en sus riveras. Aunque este desde luego se trata de un daño hormiga que cuenta mucho, es bien sabido que el daño principal lo genera la extracción desmedida para riego del forraje para la industria ganadera. Pese a que algunas voces tienen años señalando el daño provocado por la extracción desmedida, el entramado de compromisos y corruptelas las ahoga.
Las semanas recientes hemos tenido intensas lluvias las cuales son, parecemos no recordarlo, una característica de las regiones semidesérticas. Pueden pasar meses o incluso años con escasas o nulas precipitaciones. Y en una sola descarga de lluvia puede caer toda el agua de un año.
La particularidad anterior parece no haber sido tomada en cuenta por los constructores de las ciudades de la región, construidas todas ellas sobre terrenos susceptibles de encharcamientos.
Pero la naturaleza se encarga de recordárnoslo: este es un desierto en el que el agua puede abundar. Otra muestra de improvisación costosa es la construcción del Metro Parque. Mientras el gobierno federal se cansa de repetir en una campaña nacional que la población no debe construir en los lechos secos de los ríos, el ayuntamiento gastó millones en dicho parque. La tarde del primer día de septiembre los juegos infantiles ahí instalados tuvieron que desmontarse de forma apresurada ante el desfogue de aguas de las presas.
Es innegable que el grueso de la población tenemos una cultura muy pobre en cuanto al manejo de nuestra basura, sobre todo en espacios públicos. Pero esta vez han resultado ridículos ygrotescos los esfuerzos del ayuntamiento municipal de Torreón por escurrir el bulto de sus responsabilidades.
Las declaraciones oficiales en medios y redes sociales van desde culpar a las administraciones pasadas por la falta de un adecuado drenaje pluvial (olvidando que, entonces en la próxima administración, la de Riquelme también será una más de las anteriores que no cubrieron esta necesidad), hasta culpar a la población de ser sucia y arrojar a las cañerías basuras que la tapan y ocasionan los desbordes.
Los panistas se bañan en las mismas aguas negras cuando culpan a las administraciones priístas de lo mismo, y con una muy conveniente amnesia omiten decir que en las tres administraciones de su partido tampoco movieron un sólo dedo para su realización.
Es una apuesta por la desmemoria y la ignorancia. No es raro que hombres y mujeres empleados de ambos partidos compartan en sus redes estos argumentos y omitan los inconvenientes.
Pero a las tristezas anteriores se suma el que mucha gente que no tiene ganancia directa difunda estas ideas en las redes sociales. Es de todos sabido que los ayuntamientos prefieren obras de relumbrón a las de verdadero impacto social. Aquí en la ciudad parece que el único drenaje pluvial efectivo es el del Paseo Morelos, lo cual no es de extrañar si se tiene presente la sospecha de trafico de terrenos para instalar sus negocios en dicha avenida por parte de funcionarios y exfuncionarios del municipio, así como la muy cuestionada construcción del teleférico.
Pero aunque hay un hartazgo y una desinformación muy grande en esto y los daños materiales son enormes y pueden ser superiores si las precipitaciones de la próxima temporada de lluvias son iguales o mayores a estos y adelantados diluvios,ya las omisiones y descuidos cobraron una víctima mortal en el taxista ahogado en el paso a desnivel de Ciudad Lerdo.
A la población civil no nos queda más que cambiar de actitud yreestructurar nuestras conductas y la forma de presionar a quienes cobran un sueldo por trabajos que realizan mal, o que omiten por completo, en nuestro daño.