El capitalismo es una experiencia. Es, asimismo, una estética.
El propósito de algunos empresarios es crear para otros la ilusión de un fluir constante de servicios, de productos y, por medio de éstos, de gratificación inmediata.
La empresa de exhibición de películas con base natal en Morelia, Michoacán, y que va a cumplir casi 50 años desarrollándose desde aquel entonces, parece que le dio al clavo capitalista.
La urbe del cine es la más extensa de la república y de América Latina, y ha llegado a más de 15 países.
Ha invertido en salas de diferentes formatos, incluyendo 4DX. Ofrece también streaming de películas por medio de la internet.
Ver una película en una de estas salas es una experiencia que es un triunfo no sólo de la eficiencia de los servicios sino también de la administración del tiempo y los insumos.
Inicia al comprar las entradas en línea o en la taquilla principal, elegir los asientos en la planilla electrónica, recibir el cambio si se pagó con un billete con más valor y esperar los minutos justos para completar tales operaciones.
La experiencia continúa en la “dulcería” o “dulcerías”, pues hay por lo menos dos de acuerdo con la especialidad.
En estos puntos, los empleados hacen las preguntas exactas, los artículos están organizados en combinaciones para ahorrar dinero al consumidor —entre más se consume más se ahorra— y el tiempo es otra vez un factor que se le economiza al cliente para que llegue pronto a su sala.
No olvidemos que este manejo del tiempo corre más que nada a favor de la empresa, ya que el tiempo transcurre y es oro, por lo que hay que vender más y más.
A esta visión mecánica en la que todo ocurre en su momento, debemos añadir las ganancias generadas por la venta de comida con muy bajo contenido nutritivo, pero con un alto volumen de sabor.
Lo salado y lo dulce sobresale, espolvoreado por el picor de las frituras de las misceláneas o las salsas para los valientes.
Lo mismo ocurre con el espacio. Las instalaciones son cómodas, amplias, limpias, con clima controlado. Los conjuntos de salas se parecen entre sí y son fáciles de navegar.
La anterior, debo aclarar, era la experiencia en una de estas salas antes de la pandemia del Covid-19. Hoy tendríamos que reajustar la narrativa de los hechos, lo que haré a continuación.