El monstruo está aquí. Se embarcó en el Deméter en el puerto de Varna el 6 de julio. Viajó escondido en grandes cajas de madera que contenían tierra de la región de Transilvania y en la que necesitaba descansar.
Una vez en el castillo, Jonathan lo vio encubándose en aquellos elementos.
El conde, a diferencia del primer día, mostraba un pelo y un bigote gris metálico oscuro. Sus mejillas estaban levantadas y la piel poseía un fondo rojo con la intensidad del rubí.
Su boca se hallaba encendida, con rastros de sangre que chorreaban desde la comisura de los labios hasta la barbilla y el cuello. Inclusive aquellos ojos tan profundos y ardientes se insertaban en una carne llena, signo de una juventud recobrada.
Y el Deméter transportaba a aquella creatura sin que nadie lo supiera. Desde el Mar Negro atravesó Turquía para luego adentrarse en el Mar Mediterráneo.
El 13 de julio la tripulación sintió miedo, aunque no sabía precisar por qué. Desde ese día, los hombres empezaron a desaparecer. El terror y la muerte aumentaron a lo largo de dos semanas.
El primero de agosto, los marineros manifestaron alivio. Estaban muy cerca de Inglaterra.
Pero una niebla densa los rodeó por varios días y otros marineros desaparecieron también. “Solo Dios puede guiarnos en el interior de esta niebla que parece desplazarse con nosotros”, escribió el capitán.
La noche del 3 de agosto, el capitán subió al timón, pero nadie estaba allí. Segundos más tarde un marinero se le aproximó y, con una voz muy baja, le dijo en el oído, como si temiera que el mismo aire pudiera escuchar:
“Está aquí. Ahora lo sé. Lo vi en la noche mientras realizaba la guardia. Lo vi en forma de hombre, alto y delgado, espantosamente pálido. Se encontraba en la proa, vigilando. Sin que se diera cuenta, me coloqué detrás de él y le clavé un cuchillo. Pero el cuchillo lo atravesó como si estuviera hecho de aire”.
Alguien confirmó que la creatura se escondía en las cajas que transportaban. Lleno de temor, el hombre se sacrificó saltando al mar.
Y la niebla nunca cedió. El capitán se convirtió en el último sobreviviente. Haciendo honor a su cargo, permaneció en el barco y, como último recurso para dar a conocer su travesía, lanzó una botella al mar.
Si has leído esta bitácora ahora sabes de aquellos hombres que murieron en el Deméter antes de llegar a Whitby. Y ahora sabes que el monstruo se halla suelto en la noche de la ciudad destino.