Política

Es por ello

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La Cámara de Diputados aprobó hace unos días la incorporación de las secretarías de Defensa y Marina al Consejo General de Investigación Científica, Desarrollo Tecnológico e Innovación. El Ejército había pedido un asiento en el consejo para poder hacerse cargo de las tareas que le corresponden en la dirección de la política científica. Alguno se ha sorprendido, pero la verdad es que no hay motivo. En todos los países del mundo es el ejército el que decide prioridades, presupuestos y orientación de la investigación. Bien, no en todos. Pero sí en donde el ejército tiene a su cargo la administración de puertos, aeropuertos, ferrocarriles y aduanas, aparte de ocuparse de las obras de infraestructura, la construcción de bancos, el transporte de hidrocarburos, la distribución de recursos de la política social y las campañas de vacunación.

No falta quien, desorientado o de mala fe, hable de militarización. No hay nada de eso, porque militarizar no es que haya militares en todas partes, sino que repriman al pueblo. Y aquí solo reprimen a los enemigos del pueblo.

Entre muchos, Javier Oliva festejó la decisión y la explicó con toda la claridad posible: “permitirá al país lograr objetivos que garanticen las condiciones para fijar metas para el desarrollo del país conforme a necesidades específicas”. Lograremos los objetivos, estarán entonces garantizadas las condiciones, y podremos fijar las metas. El resto será coser y cantar. Mencionó también, como si hiciera falta, el “alto valor y aportación para las ciencias” del sistema educativo militar en cosas como “la industria del vestido” y “el sector aeroespacial”.

El Ejército tiene las armas y están en todas partes, de modo que más vale darles lo que piden

Los que no conocen a nuestro Ejército piensan que la alternativa sería que la investigación se llevase a cabo en las universidades, también en asuntos que pudieran aprovechar las fuerzas armadas. Es no entender nada. En el Ejército se investiga disciplinadamente, y se gasta discretamente. Y sería absurdo que también sobre ese gasto, sobre esa investigación, decidiesen unos civiles que no entienden las prioridades militares.

En la exposición de motivos de la iniciativa, los diputados ofrecieron razones adicionales. En los últimos años, dice el dictamen, el Ejército y la armada “se han convertido en instituciones clave en las tareas relacionadas con la seguridad”, y “es por ello que resulta fundamental… que se encuentren vinculadas con el desarrollo científico”. Traducido quiere decir que ellos tienen las armas y están en todas partes, de modo que más vale darles lo que piden.

El Ejército, además, va a tener cada vez más tiempo para dedicarse a sus tareas de investigación, construcción, administración y gobierno, porque de la seguridad se pueden encargar hasta los niños. La prensa regeneracionista festejaba hace unos días, con foto de primera plana, la incorporación de los niños a las policías comunitarias de Guerrero. Y lo consagraba el profeta de la regeneración, Enrique Dussel: “A estos nuevos Niños Héroes les está reservado el habitar en el más alto de los cielos y en la más sagrada memoria de la comunidad”. El Ejército tiene mejores cosas que hacer.

​Fernando Escalante Gonzalbo

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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