Política

Casi el paraíso

Escuchar audio
00:00 / 00:00
audio-waveform
volumen-full volumen-medium volumen-low volumen-mute
Escuchar audio
00:00 / 00:00

Visto desde Riad, el mundo se ha vuelto bastante complicado. Sobre todo, porque Arabia Saudita tiene que pensar en un futuro sin petróleo. Además, está la múltiple amenaza que representa la alianza de Turquía, Irán y Qatar: la competencia con Irán por la hegemonía en Oriente Medio, la competencia con Turquía, que intenta convertirse en nuevo líder del mundo islámico. Está siempre la guerra de Yemen, que supone un desgaste permanente: económico, militar, pero sobre todo de imagen. Aparte de eso, tiene que hacer frente a las contradicciones de todo proceso de modernización, que en este caso también significa reducir su compromiso con el islamismo en el resto del mundo. El futuro posible se perfila en la ciudad verde de NEOM, un proyecto que cristalizaría su acercamiento a Israel, y que haría de Arabia Saudita un polo post-industrial de energía limpia. Desde luego, no ayuda que Estados Unidos vuelva a airear el asesinato de Jamal Khashoggi.

Visto desde Bruselas, el mundo es también complicado. La crisis sanitaria va a ser un lastre para los próximos años, mucho más la crisis económica, el desempleo, el endeudamiento de billones para relanzar el sistema productivo, y la falta de propósito común, la falta de una política exterior. Las ruidosas escaramuzas con Cuba o Venezuela son para la galería; lo que importa es la imposible relación con China, que pesa ya demasiado en la economía del continente, la dependencia del gas ruso, y la presión demográfica, política, militar, del Mediterráneo. Y nadie se olvida de que la clave del proyecto europeo la tiene Turquía, que en cualquier momento podría abrir sus fronteras para que entrasen en Europa los millones de refugiados iraquíes, afganos, sirios, cuya presencia masiva muy probablemente haría vacilar los principios básicos de la Unión.

Visto desde Washington, el panorama es imposible. El proyecto de Biden consiste en recuperar el liderazgo estadounidense con un nuevo contenido para la alianza atlántica, un contenido atractivo para Europa, que contribuya a desplazar la diplomacia demasiado áspera de China. El eje está claro: energías renovables, cambio climático, contaminación, algo de flexibilidad en temas migratorios, foros multilaterales, es decir, una idea de futuro que permita enganchar a nuevas generaciones. Y de momento, Canadá y Países Bajos se sumaron a la postura norteamericana, y calificaron de genocidio la política de China hacia los uigures. El bombardeo en Siria es para abrir margen más allá del Proceso de Astaná.

Afortunadamente, nada de eso va con nosotros. Nos hemos hecho fuertes con una nueva definición de la política exterior, que consiste en no tener política exterior. Para darle formalidad a eso anunciamos la creación del eje México-Buenos Aires: refrendamos, reiteramos, reconocimos y nos congratulamos. El resultado más concreto, la última vez que nos pusimos latinoamericanos, fue una inundación de fingida música folclórica; esta vez también, Argentina compartirá sus expresiones culturales. No vendrán ni Mercedes Sosa ni Atahualpa Yupanqui, pero alguien habrá que cante “Dale la mano al indio”.

Google news logo
Síguenos en
Fernando Escalante Gonzalbo
  • Fernando Escalante Gonzalbo
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.