La recaudación de impuestos de nuestro país es una de las más bajas del mundo. En 2017, los países de la OCDE recaudaron 34.2% con relación a su PIB, mientras que México solo recaudó 16.2%. Existen varias razones que explican esta cifra tan pobre; sin embargo, el que más impacto tiene es sin duda alguna el fenómeno de la informalidad. Alrededor de 50% de los mexicanos no paga impuestos, la mayoría de los que integran este porcentaje no está dada de alta ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). Los esfuerzos de fiscalización de las administraciones anteriores, y de la 4T, no han logrado buenos resultados. Intentar fiscalizar a más de la mitad de la población económicamente activa, en un territorio tan extenso como el de la República Mexicana no es, ni será, una tarea sencilla. Por lo anterior, pareciera que los esfuerzos de la SHCP por subir el nivel de recaudación siempre van dirigidos a los que ya pagamos impuestos, concretamente a los que recibimos nuestros ingresos vía nómina. Resulta ser que los que sí cumplimos con las obligaciones fiscales pagamos tasas de impuestos muy elevadas, lo que desincentiva a los que no cumplen a subirse al carro de la formalidad, ¡un cuento de nunca acabar! Otra razón de peso son las empresas que dividiría en dos grupos: a) los empresarios que evaden impuestos a través de la compra de facturas apócrifas y b) los empresarios que hacen todo lo posible por cumplir con sus obligaciones fiscales, enfrentándose a la complejidad de las leyes tributarias y que se ven obligados a invertir en un buen fiscalista, ¿qué valor agregado le das a tus clientes por tener un buen fiscalista? El sistema fiscal es tan complejo y tan caro, que muchos empresarios no encuentran un incentivo real para hacer bien las cosas y deciden irse por la libre, ¡otro cuento de nunca acabar! La realidad es que a AMLO le urge incrementar el nivel de recaudación, él sabe que esto no se va a lograr a través de más misceláneas fiscales o del cobro de impuestos a Uber o a Airbnb. En la revista Expansión del mes de noviembre se afirma que AMLO ya giró instrucciones para que se realice una reforma fiscal de fondo que entraría en vigor en 2022 (Martínez, Marcos, Ávila y Rosas). Una gran noticia, siempre y cuando la reforma se centre en tres aspectos: a) hacer un sistema tributario más sencillo y fácil de cumplir, b) tasas impositivas más justas y c) que invite a entrar a la formalidad. Me parece que la 4T tiene una oportunidad histórica. ¿Tú qué opinas al respecto?
Federico D’Kuba es profesor del IPADE Business School