Los tiempos hacia delante, como pocas veces revelan incertidumbre. Los temas de la economía por sí mismos son preocupantes, más si se advierte la magnitud de la crisis sanitaria y su aterradora secuela. Lo mismo puede decirse del tema de la inseguridad. La impunidad persiste como signo de nuestros tiempos, mientras que el Presidente ha resuelto atrincherarse en él y los suyos. La intolerancia va en aumento y no hay reserva para que las instituciones del Estado como la UIF y el SAT sean empleadas para amedrentar a los adversarios o a los críticos del gobierno, como ocurrió en días pasados al referirse al trabajo de la organización civil Mexicanos Contra la Corrupción.
El presidente López Obrador resiente en exceso las opiniones distintas, algunas ni siquiera críticas. Es menester que se aparte de ese sentimiento de guerra, el país le necesita en su condición de presidente de todos los mexicanos. La incondicionalidad y el sometimiento poco tienen que ver con la coexistencia, ya no digamos la civilidad política. Vivimos en un país polarizado bajo un consenso frágil por la exclusión implícita y la calidad de las adhesiones. Los resultados son los que importan, la retórica más pronto que tarde sale sobrando.
El Presidente se equivocó en no saludar al candidato demócrata Joseph Biden por su triunfo en la elección. Afortunadamente para México y su gobierno, es el caso de un político de un extraordinario talento, temple y sentido de la prudencia, como lo ha mostrado en estos difíciles días, ante la actitud pendenciera y arrogante de Donald Trump. Las dificultades no estarán en la relación personal de los Presientes, sino en las diferencias que existen en muchos temas de la agenda propia y que anticipan tensión. López Obrador ha mostrado flexibilidad y pragmatismo en la relación bilateral, seguramente continuará por esa vía.
El arribo de la vacuna contra el covid-19 está en el horizonte. Con ello el país habría de regresar a la normalidad después de una dolorosa pausa de más de un año y que al momento ha llevado a la muerte a casi 100 mil personas, según cifra oficial. Un manejo criminal por el Dr. Hugo López-Gatell. Los números de la tragedia se acumulan día a día. México no solo esta en los primeros lugares de fallecimientos, tiene la tasa más elevada de letalidad, lo que mucho dice de la mala calidad de la infraestructura hospitalaria.
En breve el país habrá de transitar al periodo electoral. La disputa se anticipa intensa y habrá de centrarse más que en la mayoría en la Cámara de Diputados, en las elecciones de gobernador y de alcaldes. Las oposiciones en algunos estados se perfilan a ir en alianza. Lo relevante será que la contienda tenga lugar en el marco de la legalidad y sin interferencia indebida por parte de las autoridades. El INE tiene una responsabilidad muy relevante. Empero, la amenaza mayor proviene del crimen organizado. Será responsabilidad de todos, particularmente de los partidos y las autoridades, mantener a raya el crimen.
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