Sería deseable que el escenario optimista del gobierno se hiciera realidad. Muy poco se puede esperar de la infraestructura hospitalaria que no da, desde hace tiempo, ni siquiera para responder a las necesidades ordinarias. Sí, y mucho hay en términos de la calidad profesional y humana de los doctores, enfermeros y personal de la salud. México tiene extraordinarios profesionales y trabajadores de la salud, con frecuencia mal pagados, aunque bien reconocidos.
La deficiente calidad de los servicios de salud no solo atañe a este gobierno, van décadas en las que a las autoridades hacendarias les ha dado por finanzas sanas a cuenta del sistema de salud. Ahorrar a costa de la salud de los mexicanos es inhumano. Ahora, ante una amenaza mayor, toma al país en condiciones críticas, agravadas por la socarronería del actual gobierno.
La peor manera de encarar un problema es negándolo y esto es lo que ha sucedido desde hace tiempo. Así, en meses pasados se ha generado la peor crisis conocida en el sistema de salud. La negación es método y el Presidente lo suscribe con singular persistencia. Muy terco, como él mismo se dice. El Presidente cambió el viernes de discurso y actitud. Encomiable, pero muy tarde. Hace un mes hubiera sido eficaz. Un extraordinario texto crítico, documentado y constructivo de @SaludYaMx ha sido suscrito por un grupo de mexicanos excepcionales que bien vale la pena tenerlo presente https://bit.ly/33UcnUJ.
Es importante aprender de los errores de otros países. Lamentablemente, en lo más importante, se incurrió en la misma falta: confiarse y subestimar la velocidad del contagio y de las exigencias que lo acompañan. Eso de que los mexicanos como raza tienen mayor capacidad para resistir el contagio es una patraña, digna del gobernador Miguel Barbosa quien afirma que es un padecimiento exclusivo de los ricos. También lo es que la familia es la mejor salvaguarda para la atención del enfermo, ni siquiera para proteger de contagio a sus miembros más vulnerables. La familia es un microcosmos de las fortalezas, defectos y debilidades de la sociedad mexicana.
El primer frente de batalla lo representa el personal médico. No se puede enviar a la gente a morir a sus casas, tienen derecho a la atención hospitalaria. Desde ahora se anticipa la falta de equipo para que puedan trabajar en condiciones de razonable protección para evitar el contagio. Los médicos, enfermeras y personal de salud no requieren aplauso oficial, lo que necesitan es protección, dotarlos de equipo para que puedan desempeñar su trabajo con seguridad.
El ejército de la primera línea de combate no puede estar expuesto. La realidad dice que la situación es muy grave y somos vulnerables. Además, hay un gobierno que no aprende de los errores. Por lo mismo, así como la sociedad ha tenido la iniciativa para anticiparse con medidas para amortiguar la pandemia, de la misma forma debe organizarse para proteger a quienes serán los héroes de la batalla.
Seguramente es mucho lo que se va a necesitar. Desde ahora se requieren muchas pruebas, así como equipo para salas de cuidados intensivos, especialmente aparatos de respiración asistida. Sin embargo, debe contemplarse desde ahora, la protección para el equipo médico y de enfermería. Por lo mismo, las aportaciones y donativos de grandes empresas, personas y organizaciones ciudadanas deben atender esta necesidad. No solo es una acción de justicia, sino del más elemental sentido común, que la batalla contra la pandemia pueda darla un ejército no solo con la motivación del reconocimiento público y privado, sino también con los elementos y recursos que le permitan librarla con dignidad y hasta donde se pueda, con la mayor seguridad y protección.
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