Política

2 de octubre, 50 años después

  • Trayectos
  • 2 de octubre, 50 años después
  • Fátima Ibarrola

Los 50 años de Tlatelolco no fueron conmemorados por el presidente electo Andrés Manuel López Obrador de la manera en qué pensé que lo haría, hablando de ellos, de los olvidados, de los que Octavio Paz, Jaime Sabines, Rosario Castellanos plasmaron en letras supremas, convirtiendo en poesía la enorme tragedia de aquella matanza en la Plaza de las Tres Culturas. 

AMLO no habló por ejemplo de que ningún funcionario público pidió perdón por estos hechos, de que fue una revolución moral, emocional, de que esta represión produjo una sociedad muy resentida y de que todos los culpables de la misma, esperaron que la mala memoria de la gente borrara la sangre derramada. 

La UNAM afirmó hace unos días que fueron un poco más de setenta muertos en aquella tarde roja, ¿pero quiénes eran, dónde quedaron? Eran unos jóvenes con sueños, con pancartas contra la desigualdad social, proclamas antiimperialistas, fotos del “Che” Guevara y del vietnamita Ho Chi Minh, y que habían tomado las calles saboreando la libertad. Habría que recordar que el inicio del conflicto fue nimio, pero luego vino el bazucazo y la “marcha del silencio”. Quienes la vivieron jamás la podrán olvidar. En aquellos años había algo en el aire, se sentía miedo, pero al mismo tiempo un espíritu libertario. 

Yo hubiera querido que AMLO hablara de aquellos que perdieron su libertad, de aquellos que abrieron una rendija a la democracia, esa democracia que aunque es todavía imperfecta, le diera el triunfo en estas elecciones al tabasqueño. Pero no, López Obrador habló, entre otras muchas cosas, de que miembros de las Guardias Presidenciales de aquellos años tuvieron responsabilidad en la matanza, y quizá no le falte razón, aquellos los del guante blanco posiblemente eran ellos y también policías judiciales. Pero decirlo ahí, en la plaza de los sacrificios, sonó a venganza pues recién informó que en cuanto tome posesión se irán a la Sedena, son ocho mil elementos. 

Sonó a venganza que así como que los errores de los “abuelos” los tengan que pagar los “nietos”, y habló de una reforma con la que creará una Guardia Nacional emanada del Ejército y la Marina. 

AMLO afirmó que lo cuidarán 20 personas, 10 hombres y 10 mujeres, que no necesita del Estado Mayor Presidencial, que el pueblo lo cuidará. En su mensaje en la Plaza de las Tres Culturas dijo que necesitamos un ejército de paz, que los soldados son el pueblo con uniforme y que respetará a toda costa los derechos humanos, pero al mismo tiempo dijo que no podrán regresar a sus cuarteles porque la policía federal no sirve, pero sin ellos los soldados y los marinos estaríamos indefensos los ciudadanos ante los embates del crimen organizado. 

Así pues, solo le digo al señor López Obrador: en Tlatelolco, aquella terrible noche, el ejército defendió a la población civil, fue abatido, fue herido, murieron algunos de sus elementos, lo puedo constatar, mi hermano Juan Ibarrola que cubría para El Heraldo de México los eventos llevó herido de gravedad en su vehículo a un capitán del Ejército Mexicano al Hospital Central Militar. En fin, no era el escenario, señor López Obrador, sino se podía hablar de poesía, se hubiera hablado con una elocuente prosa de los caídos y de aquellos jóvenes a quienes les cortaron las alas.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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