A decir de Bernardo Barranco, sociólogo especialista en estudio de las religiones, México ha vivido tres procesos revolucionarios en cuanto al uso religioso y el Estado, la más reciente sucedió entre 1926 y 1929 con los cristeros, de donde se desplegó un trato entre religiosos y Estado tan alejado que fue hasta 1991 cuando México restableció relaciones con La Santa Sede y el catolicismo.
Hoy está dada la alianza electoral que estableció AMLO con el Partido Encuentro Social PES, (que no obtuvo votos ni para mantener el registro, pero sí nos dejó ver las preferencias por los pentecostales que el jefe del ejecutivo conserva, pues aunque lo niegue el jefe del ejecutivo, muchas han sido ya las señales que dejan ver las diferencias que hay en su discurso, según "pro Benito Juárez” y sus acciones) Incluso en mayo pasado, él o su partido Morena dieron pie para que se realizara en el Palacio de Bellas Artes un homenaje al líder de la secta La Luz del Mundo, Naasón Joaquín Flores, y fue terrible revés para el gobierno actual cuando el 5 de junio este líder religioso fue detenido por abuso sexual.
Al tiempo de esto el propio López comenzó el reparto de la "cartilla moral", que es la misma de Alfonso Reyes, pero puesta en las letras de José Luis Martínez que la deja “en voz de izquierda”, pero eso sí, inapelable: o la cumples o la cumples, porque si no te volverás del pueblo “malo”, de ese que no quiere entrarle a la Cuatro T… y te aclimatas o te aclichin…cuepas.
Al señor presidente le ha dado por “autosalvarnos” y ahora le entraremos a la cartilla moral, a la constitución moral y a que las iglesias tengan una vez más derechos a transmitir en medios de comunicación (sin permiso de Segob, a involucrarse en problemáticas sociales como el derecho al aborto, a la eutanasia o incluso a los procesos de formación académica, que si bien es cierto esto ya pasaba -tras la puerta claro-, ahora nuestro prócer al frente del poder ejecutivo nos da, cartilla “oficial” en mano, píe a que además vayamos “cultivándonos en valores sociales, familiares, individuales y con el Estado”.
Una cartilla moral que no ha bajado los asesinatos a estudiantes por asalto, a mujeres por violación, a los desórdenes y disturbios callejeros, ni mucho menos a los delitos que ya se han consumado en este semestre y bajo este cuartotransformado sexenio que vocifera contra la corrupción pero jamás, jamás, jamás asume que este ya es un sexenio inmóvil, impávido y nulo en respuesta a tantas inequidades sociales, políticas y económicas. ¡Qué cinismo!