Política

La estrategia de mentir

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Aunque las llamadas fake news podrían ser consideradas como un fenómeno inherente a la era del internet, la realidad es que, detrás de ellas, hay una estrategia de difusión muy coordinada. La estrategia es desprestigiar al gobierno para socavar su poder. La táctica es falsear información, utilizar de manera perversa tragedias personales y sembrar dudas, aunque eso implique poner en riesgo la vida de las personas. Con tal de desprestigiar, ya ni siquiera importa difundir historias plagadas de errores, imprecisiones, tergiversaciones y datos sin verificar. Da igual sacar de contexto una declaración de Hugo López Gatell que inventarse un reportaje que genere desconfianza en la vacuna contra el covid o anunciar un falso semáforo verde como lo hizo Ciro Gómez en su noticiero. Un ejemplo de esto es la crítica a Javier Alatorre cuando en plena crisis de pandemia dijo en su noticiero: "no le crea a Hugo López-Gatell", con toda la irresponsabilidad que eso implicaba. Y es que poner en duda la intención de un periodista que trabaja en una televisora que a su vez es dueña de tiendas departamentales que en ese momento se rehusaba a cerrar cuando todo el país estaba confinado, no es atentar contra la libertad de expresión, como diría la oposición, es cuestionar los intereses reales de una cúpula económica

La raíz de esa estrategia, más que ideológica, proviene del cambio en la relación entre el gobierno y una élite mediática –dueños de consorcios, intelectuales de proyección eterna, periodistas encumbrados– que perdió enormes privilegios. Ha dolido a la opinocracia dejar de entrar por la puerta grande a Los Pinos y celebrar 16 de septiembres en Palacio Nacional junto a la élite empresarial y la clase política. Quizá el pésimo análisis político de muchos, estos tres años, se debe a la falta de vínculos con el círculo presidencial que antes era vasto; bastaba con platicar con alguno de los veinte asesores presidenciales para enterarte de lo que pasaba tras la cortina: las comidas con la clase política daban para escribir sus columnas. Y eso sin contar los 10 mil millones de pesos que se gastaba el gobierno de Enrique Peña en publicidad por encima de la mesa, recortados en más de 80% o, lo que para ellos es una insolencia, hacerlos esperar en las conferencias matutinas de prensa.

La crítica de medios importa, y por eso es preciso ir acabando con la muy mexicana costumbre de la inmunidad de todos quienes trabajan en "medios de comunicación" y quienes se guarecen bajo la misma sombrilla que los medios independientes sólo cuando les conviene. Lo mínimo para quien vive de su palabra es hacerse responsable de ella, lo que vale no sólo para las personas sino también para los conglomerados mediáticos; adicionalmente, si hacen política, deben asumir responsabilidad política y si se hace a lo grande, debe contestarse igual, desde un lugar que tenga alcance similar al que tienen sus periódicos y televisoras, es decir, desde la conferencia matutina del presidente. Mucho se han parado el cuello quienes dicen incomodar al poder cada que se les critica el uso constante de noticias falsas para desinformar. Pero, si los b, ¿quién los examina e incomoda? Quienes fustigan esta crítica y reivindican su inmunidad frente a la misma hacen más bien un favor al poder más absoluto, el del capital. Para las personas sensatas, esto es lógico; para quienes saben que están mintiendo y no les gusta ser exhibidos, esto es un atentado contra la libertad de expresión.


@EstefaniaVeloz


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Estefanía Veloz
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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