Política

Pluralismo

La Nación mexicana es ya claramente una sociedad políticamente plural y pluripartidista. El Poder Ejecutivo unipersonal tiene en el Legislativo Federal un claro contrapeso partidario plural. Lo cual no significa, ni debe significar parálisis de gobierno. Sino simplemente garantía de pleno apego a los principios rectores de la República: libertad, igualdad, fraternidad, soberanía ciudadana, rectoría económica del Estado; incorporación de mujeres al gobierno.

En todas las sociedades genuinamente democráticas hay tiempos de competencia (leal y pacífica) y tiempos de confluencia: legalmente establecidos y respetados por todos.

En los primeros se presentan ante toda la ciudadanía los diferentes programas de buen gobierno y para el bien común, por parte de los partidos con registro legal, basados en el compromiso de actuación pacífica y apegada a la norma general.

Los partidos (o sea: partes políticas) someten a la consideración de la ciudadanía soberana también sus candidatos a puestos de gobierno correspondientes.

El electorado decide y todos acatan, según los tiempos establecidos. Los electos gobernarán para todos, con independencia de su voto, que es secreto

Ya culminaron y concluyen los tiempos de competencia. Vienen ahora los tiempos de confluencia. Y la confluencia democrática tiene dos principios básicos: 1) el gobierno para todos, y 2) el respeto a los resultados electorales en todos los niveles y poderes.

Eso significa y exige: civilizada colaboración entre todos los electos, por el bien común de todos los gobernados, en los plazos establecidos por la ley, sin trato diferenciado a militancias partidarias, o sea: parciales.

Esta reflexión viene a cuento a propósito de un acertado comentario de uno de los candidatos de esta contienda pasada, que reflexionó que: de resultar electo, deberá establecer contactos operativos con el titular único del Poder Ejecutivo por todo el tiempo de su respectivo mandato ciudadano. Deberán quedar atrás los escudos partidarios con los que fueron electos.

Esa es la esencia de la soberanía desde abajo y de la vida republicana.

Lamentablemente, en el subconsciente de nuestra convivencia nacional, y específicamente por estas tierras occidentales, perduran todavía muchas actitudes virreinales. Las castas están todavía muy presentes en nuestro actuar cotidiano.

El civismo, que tanto impulsaron José Vasconcelos, don Jaime Torres Bodet y doña Eva Sámano esposa de López Mateos, y por estas tierras Irene Robledo, se encuentra todavía en fase muy rudimentaria en las oficinas públicas, en la vida de la calle, en el seno de las familias y hasta en las propias escuelas.

Y no estamos hablando de normas reglamentarias que todos debemos acatar: directivos y personas de base. Estamos hablando del cumplimiento al mandato ciudadano y el respeto a toda persona y a todos sus derechos.

No de patrones o peones de hacienda.

La ética política obliga a todos los electos, con cualquier escudo, a trabajar concertados por el bien de todos.

El pueblo ciudadano distribuyó el poder gubernamental. Hubo renovación de viejos partidos; mujeres electas al gobierno.

Nada de callar y obedecer.


Esteban Garaiz

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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