El lunes pasado, a iniciativa del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Jalisco, personas candidatas, representantes de partidos políticos, medios de comunicación y universidades firmamos el “Acuerdo por la integridad electoral y la vida cívica” de cara al proceso electoral más importante de la historia contemporánea del estado y donde tuvimos oportunidad para refrendar nuestro compromiso con la legalidad y los principios democráticos.
Mucho se ha dicho que la democracia reposa en la capacidad de las fuerzas políticas de establecer reglas para que el conflicto sea fructífero y el motor de los grandes consensos que la sociedad reclama y, reinventándose a sí misma en cada momento político, logra avances. Teóricos como Pasquino, Dahl y Sartori resaltaban esa virtud del proceso democrático, que impere un ambiente de disenso, de opiniones encontradas, de politización, de respaldo y oposición, pero siempre atendiendo a las reglas del juego como base, como marco de una contienda.
Y la firma de este tipo de acuerdo sirve justamente para reforzar el compromiso que todas y todos tenemos con la democracia y la sociedad de Jalisco. Si bien estamos inmersos en una contienda donde irremediablemente habrá quiénes ganen los espacios de elección popular, también debemos recordar que en democracia nadie gana todo, que en democracia nadie pierde todo, y que somos parte de un mismo sistema político y electoral en que cada quien juega su papel, en que cada quien debe rendir cuentas a la sociedad y el electorado al que nos debemos. Porque no podemos negarlo, todas y cada una de las personas involucradas en este proceso, sin excepción alguna, estamos sujetos al escrutinio de una sociedad que reclama soluciones y empuja por una clase política que responda, que sea digna de ella y que se vea representada y legitimada por las y los electores.
Eventos como ese refuerzan la calidad de la democracia de nuestro estado, caracterizada, desde hace mucho, por marcar la vanguardia y propiciar avances democráticos que encontraron eco en otras latitudes del país. Es momento de que todas las fuerzas políticas en pugna, a todas las personas candidatas, del lugar que sea, del cargo al que se aspire, de estar a la altura de este proceso. Hace unos momentos decía la palabra digno, y la digo en varias de sus acepciones, a conducirnos con la dignidad que atiende una batalla electoral en que se decidirá el futuro de nuestro estado por las próximas décadas, lo digo, retomando lo anterior, buscando ser dignos representantes de la sociedad que nos vigila y nos exige las soluciones que nos darán los votos de aprobación, o de castigo. Lo digo usando la palabra dignidad, para competir por las buenas y ganar o perder, por las buenas, como debe ser.
Por eso me da gusto que sea el propio Consejo General del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Jalisco quien tome la iniciativa y que invite a que cada uno de los partidos hagamos lo que corresponde, sin olvidar que buscaremos que, en todo momento, el árbitro responda efectivamente con los cinco puntos a los que se comprometió para garantizar un proceso equitativo y justo; porque si algo requiere esta elección para tener certeza es de imparcialidad del organismo electoral, medios con coberturas equitativas, firmeza para acabar con la guerra sucia que envilece y mancha el debate, severidad contra la violencia política en razón de género que muestra de cuerpo completo a agresores, y determinación para mantener a raya a gobiernos que busquen involucrarse o presionen a sus trabajadores para hacerlo.
A pesar de las diferencias ideológicas y las posturas que podamos tener, estamos convencidas y convencidos que el respeto a la ley y las reglas del juego tendrán como consecuencia lógica una elección confiable con resultados claros, un proceso digno, que todas y todos sacaremos adelante porque hemos elegido que esta es la mejor manera de garantizarnos el futuro que forjemos para todas y todos.
