Pocos objetos han cambiado tanto la vida de la humanidad como el libro. Una vez consolidada su existencia nos ha acompañado siempre. Es normal encontrarnos con los libros en las diferentes etapas de nuestra vida. Los libros nos permiten dialogar con los autores del pasado y del presente, además en sus historias podemos reconocernos y renovarnos.
Cada uno tiene un encuentro con algún libro que le cambia la visión del mundo, y aunque no siempre llegue temprano esta reunión, sí nos permite ver otros ángulos y vernos desde otras realidades. Por eso celebro que Guadalajara sea la Capital Mundial de Libro en 2022. La semana pasada inició esta oportunidad de revalorar al libro, sus alcances, los usos que le podemos dar y los retos que tenemos como sociedad y estado.
Con el nombramiento, Guadalajara se convierte en la tercera ciudad latinoamericana en recibir la distinción de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Es un hecho que nos posiciona a nivel mundial ya que el idioma español regresa a ser protagonista, después de diez años ausente, por lo cual tendremos 365 días de libros que sumado a otros esfuerzos que buscan abrir más espacios para la cultura.
Con las más de mil actividades anunciadas buscarán llegar a diversos públicos, con diferentes formatos que se extenderán a todo el estado, llegando a más personas y rincones de Jalisco, que no pasa su mejor momento.
Los altos índices de violencia y de personas desaparecidas en el estado nos exigen una respuesta diferente que no sea la declaración de “vamos a investigar y llegaremos a las últimas consecuencias”. Por eso tomar esta oportunidad podrá marcar un cambio de rumbo para la sociedad que parece ha normalizado la violencia.
Pensar soluciones diferentes para reducir la violencia no debe ser una frase común, porque cada vez nos quedan menos formas de reducir la violencia. El reto será hacer que los tres ejes estratégicos anunciados por los organizadores puedan encaminarnos a la paz social; porque la lectura no sólo nos abre panoramas para ayudarnos a comprender nuestra realidad y mejorarla, sino que es un buen elemento para la recuperación de los espacios públicos, la vinculación y cohesión social y el fortalecimiento de la identidad de barrio.
Apostar a los libros nunca será perder, en ellos está la educación que tanto nos sirve para igualar oportunidades, en ellos se deposita la cultura que nos identifica, que nos descifra y nos da rumbo; en los libros está la curiosidad y exigencia de seguir haciendo preguntas para formular las respuestas que todos necesitamos, que todos reclamamos. Sólo con el conocimiento y su aplicación es que podemos plantearnos metas a mediano y largo plazo y encontrar la forma de concretarlas. Y si algo habita en los libros, es el conocimiento que toda la humanidad ha generado, para dárnoslos a todos nosotros.
Los libros también han acompañado la movilidad social y la reducción de la desigualdad; esta última es parte central de la agenda de Hagamos.
Hagamos del nombramiento a Guadalajara como Capital Mundial del Libro la oportunidad de cambiar el rumbo social, de encontrar nuevas soluciones a los problemas que nos han cambiado la cara.
Ernesto Gutiérrez