Política

El director del SIAPA y la jarra de agua

Luego de varios intentos fallidos, el director del SIAPA, ingeniero Carlos Enrique Torres Lugo, compareció ante un grupo de legisladoras y legisladores de todos los partidos políticos para emprender un diálogo sobre uno de los temas más delicados y urgentes para quienes habitamos el Área Metropolitana de Guadalajara, el del agua.

Y digo luego de varios intentos fallidos porque las llamadas a comparecer han sido recurrentes en esta legislatura, tanto como las negativas por parte de la mayoría que ha rechazado un ejercicio de rendición de cuentas. Esta vez no fue el caso y, por parte de todas las fuerzas políticas se logró una interesante dinámica en que se propiciaron mecanismos de colaboración para beneficiar a las personas. Tal vez el momento más recordado fue cuando la diputada Mara Robles ofreció al directivo un vaso de agua y le acercó una jarra que llenó con agua de la llave de una de las tuberías del Congreso y lo retó a tomárselo para comprobar si el líquido que se distribuye en la ciudad es en verdad potable tal y como se cobra. Momentos más tarde, el directivo afirmó que, en efecto, el agua no cuenta con la potabilización requerida y ambos personajes declararon no contar con afectaciones fisiológicas.

Pero más allá de esto, la comparecencia nos dejó un aprendizaje a todas las fuerzas políticas y los responsables de dirigir dependencias y organismos: el diálogo es la mejor forma de acercarnos a soluciones. Gracias a esa comparecencia es que supimos que el organismo tiene una cartera vencida enorme y que se requieren cerca de ocho mil millones de pesos para rehabilitar la red de distribución que, de acuerdo a especialistas, presenta fallas que dejan pérdidas de un 30% del líquido que circula por la ciudad y que constituye una de las grandes condiciones para que la calidad del agua sea pésima. Fue en esta comparecencia en que supimos que las obras que se realizan van a mejorar la captación de agua y que puede ampliarse la cobertura en varias colonias que siguen siendo objeto de desigualdad al no contar con el líquido. Esos ocho mil millones de pesos podrían mejorar considerablemente la red de abastecimiento y calidad del agua y prepararía a la ciudad para un futuro que se ve poco esperanzador y mostraría congruencia con las obras de la Presa de El Zapotillo y las de las plantas tratadoras que el propio gobernador presumió en su último informe de gobierno.

La jarra de agua, más que un evento mediático fue también un símbolo de cómo un acto político debe ser también un acto de rendición de cuentas, de responsabilidad y de congruencia. Y es que el propio director del SIAPA aceptó que el agua que se distribuye en la ciudad no es potable y que no hay cobertura suficiente para garantizar a todos los hogares más que un servicio, un derecho humano. Las omisiones en el organismo han repercutido en miles de personas que se ven afectadas, a veces durante semanas por la falta del líquido y que éste sea apto para el consumo humano. Todo constituye una severa violación al derecho humano al agua y abona a los índices de desigualdad que ya azotan a la población. Anteriormente, la CEDHJ había advertido esto con una recomendación extensa y precisa que al parecer no se tomó en cuenta dejando crecer el problema hasta traernos a este momento y por eso es necesario acudir a este organismo a interponer una queja por las condiciones que prevalecen en torno al agua.

Se pueden poner en la mesa distintas voluntades en torno a un problema y dialogar para encontrar soluciones. Eso se llama política. La disposición de responder cuestionamientos sobre la responsabilidad que se ostenta no sólo es una cuestión de cortesía, sino apertura a la crítica y de aceptar que las cosas no van tan bien como decimos. Eso es rendición de cuentas.

Gracias a esa comparecencia es que nos adentramos en la problemática del agua y se sentaron las bases para nuevas acciones y un diálogo que puede mejorarse pero sobre todo, que debe cuidarse y procurarse. Los mecanismos constitucionales y los procedimientos que hacen posible una separación de poderes, una confrontación de hechos, con datos y voluntad política para hacer las cosas es lo que hace posible y real una democracia y un ambiente republicano. Por eso es urgente revisar la forma en que se hacen las comparecencias, las glosas y en general, la relación entre el gobierno y los representantes de los gobernados. Esperemos que la glosa siga con ese buen ejemplo y que todos estemos a la altura de un debate maduro, claro y que tenga efectos en la población, que la política sea posible.


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Ernesto Gutiérrez
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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