Si las predicciones de Oraculus se acercan a la realidad, son eso, 7 millones de votos aproximadamente la diferencia entre Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Anaya.
En 2012, la votación fue superior a los 50 millones de sufragios, teniendo en cuenta el crecimiento poblacional y el enorme grado de atención para esta elección, se prevé que la elección este año esté cerca a los 55 millones de sufragios el próximo primero de julio.
Esto DARÍA cerca de 23 millones de votos para Amlo, más de 16 millones a Anaya y encima de los 10 a Meade, pero él no cree en las encuestas, lo cual sería un claro error porque entonces no hay modificación posible a su campaña, lo cual ya se dio desde la decapitación del presidente del PRI.
En mi columna anterior no encontraba circunstancias posibles ortodoxas para revertir este tamaño de ventaja, sobre todo porque, aunque los votantes si tienen atención en lo que sucede día a día con los candidatos, el voto de enojo, de castigo, parece dominar las predicción de todas, o la mayoría de las encuestas.
Aun así, difícil, todo se define en las elecciones y como dijo el que aspiraba a ser candidato “independiente” priista como si fuera un juego de fútbol, si no en la avidez de las calles, en las coyunturas sociales tan quebrantables.
Sin embargo, es difícil no pensarlo en un país donde la transición es viva desde el 2000 y que en sus dos elecciones “haiga sido como haiga sido” fue parte trascendental durante el proceso siguiente y definitorio en el último
Pero para eso falta tiempo.
Dentro de esto llega un segundo proceso: el interno, que define senadurías, diputaciones federales y la reelección de alcaldes, lo que como también escribí antes, beneficiará a las rémoras electorales, de las que debo decir que en algunos casos, dan miedo.
Es aquí donde el proceso de selección de cada individuo debe pasar a la conciencia, lo cual parece muy difícil en esta elección que, insisto, será definida por el hartazgo y el coraje de un sistema que ha sido cruel con la sociedad y cínico con sus argumentos.
Así, difícil revertir 7 millones de votos, a menos que pase no lo impensable, lo hipotético.
El asunto es que el algún día, esperemos que pronto, y dando razón al Presidente, l