Esperó muchos días… muchos. Casi una decena. Fue desde aquella mañanera cuando López Obrador anunció que visitaría Tamaulipas.
¿Cómo habrá sido la reacción? Soy honesto, me habría gustado verlo.
“Tenemos que estar listos y demostrarle quién manda en Tamaulipas”. Imagino, porque, carajo, camarón que se duerme no aparece en la boleta.
“Gober, gober, gober”, y claramente escucho las porras en la mente.
Es que recordemos, amig@, que el PAN perdió a su personaje más fuerte en diciembre de 2018. Sin Moreno Valle a la cabeza ahora todos se ven fuertes, aunque siendo sinceros, el PAN carece de figuras de peso para contener el imán mediático de AMLO. ¿Alfaro? ¿Cortés? ¿Cabeza de Vaca? ¿Anaya? Y eso sin contar que, cómo he dicho en muchas ocasiones, el PAN es autodestructivo.
Y luego acá en Tamaulipas, hay un selecto grupo de medios que ya tienen a su gober anotado en la boleta electoral del 2024, empujando a tuitazos y columnas su verdad, la bronca es que es un error confundir el auspicio de imagen con la realidad.
“Es mi momento”, quizás pensó.
¿Quiénes escribieron el guión? ¿Sí era el tiempo? don Francisco García resaltó su bloque opositor, pidió más lana a la federación, encaró al Presidente con la justicia fiscal para los estados de Tamaulipas y Nuevo León, y se comparó con AMLO por ser víctimas de ataques en su contra.
“Usted mejor que nadie que nadie sabe que en la lucha por el poder entre más poderoso son los adversarios, más fuerte es la ofensiva”.
Claro que espero muchísimos días. Tenía lista la respuesta, porque tenía lista la pregunta.
“Aquí esa clase de politiquerías, Presidente, cuestan vidas” citó mientras por enésima vez miraba a los ojos con ceño fruncido al tabasqueño. Demasiado trasfondo en una línea.
Si me preguntan, en sus dos discursos de sendas intervenciones, noté una disparidad de criterios entre la airada exigencia de gobierno y su necesidad política, una graciosa estrategia de ataque y empatía que lo dejó en desventaja... pero nadie me preguntó, ¿verdad?
“... ¿le debemos aquí en Tamaulipas?”, preguntó AMLO a Cabeza de Vaca casi al final de la mañanera tamaulipeca.
“No, no”, dio una respuesta de voz, pero otra diferente de cuerpo.
Ayer por la tarde, declinó el semáforo federal, como lo hizo con Insabi y lo que huela a 4T. En fin, la politiquería.
